López Obrador no dinamiza la economía, la dinamita

No es una previsión, es una realidad: la economía mexicana está estancada. Prueba de ello es que en días pasados se dio a conocer la llamada «cifra oportuna» del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para el segundo trimestre del año, y aunque el pronóstico era una contracción del 0.2%, el dato oficial resultó ser de un 0.1%, lo que técnicamente no tiene ninguna diferencia.

Los defensores y simpatizantes de la 4T echaron las campanas al vuelo celebrando, como siempre, un resultado mediocre, lo que dejó de manifiesto su poca altura de miras, así como un conformismo en materia económica que es una terrible señal para los mexicanos. Hay que ser claros, nadie puede celebrar que la economía esté detenida, por eso López Obrador debe enfrentar que sus decisiones y ocurrencias le están cobrando una factura muy alta al país.

Sin embargo, el tabasqueño ha hecho del tema económico una parte importante de su discurso político y sostiene que el país crecerá 2% en 2019 y 6% promedio en su sexenio, lo cual está muy lejos de ser realidad. Estamos viviendo la disminución del ritmo de crecimiento más importante en el inicio de un gobierno, como nunca antes se había registrado.

El estancamiento de la economía tiene dos razones internas de peso: por un lado, el gobierno federal está dejando de gastar a causa de la “austeridad” y los empleos de muchas familias mexicanas dependen de servicios que contrata el gobierno. Por otro lado, la inversión privada ha disminuido drásticamente debido a la falta de confianza que tienen los inversionistas, provocada por decisiones como la cancelación del Aeropuerto de Texcoco y el inicio de los megaproyectos que no tienen ni pies ni cabeza. Así pues, el subejercicio del presupuesto es una importante causa de que la economía mexicana se haya estancado. Es decir, el gobierno federal no está gastando el dinero que tenía autorizado para ejercer porque están haciendo “ahorros” recortando hasta lo más elemental en sectores sensibles como salud y educación.

Aunque le demos un voto de confianza a la austeridad, lo realmente incongruente es la discrecionalidad del gobierno morenista, pues mientras no hay dinero para medicinas o el pago de médicos residentes, López Obrador gastará poco más de mil millones de pesos para comprar dos estadios de béisbol, deporte del que es fanático.

No debemos olvidar que los datos publicados por el INEGI son preliminares, puesto que aún no tiene las mediciones del mes de junio, así que en las próximas semanas podría verse modificada la terrible cifra de 0.1%, podría ser menor y se declararía la recesión técnica.

Una muestra de que la Secretaría de Hacienda no está en ánimo de celebración es que se han implementado acciones para tratar de incentivar la economía, como utilizar la banca de desarrollo para echarla a andar.

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Lo que la 4T no termina de comprender es que la economía no crece por voluntad del presidente sino por acciones concretas que den certeza de que el dinero invertido en México tiene el menor riesgo de perderse. Las decisiones del presidente no logran dar esa confianza y de eso no puede culpar a la oposición o a las administraciones anteriores.

Actualmente, México es la decimotercera economía a nivel mundial gracias a su fortaleza, la cual puede perder si el gobierno federal no corrige el rumbo. López Obrador debe razonar que en materia económica no puede tener otros datos porque en matemáticas todo se trata de datos duros, ¿o esos también son conservadores? ¿o son parte de la mafia del poder? Al tiempo…

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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