Opinión

El doble discurso

El nuevo capricho de la Cuarta Transformación se adentra en suelo pantanoso y poco claro al exigir un recorte de la mitad del presupuesto 2020 a todos Partidos Políticos (PP) nacionales. ¿Con qué objetivo? Pues, el de siempre, apelar a las necesidades básicas de los ciudadanos, señalando el enriquecimiento de una pequeña cúpula de políticos corruptos con sueldos suntuosos.

¿Es cierto? La verdad es que no, porque las prerrogativas designadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) a las diferentes fuerzas políticas se encuentran debidamente fiscalizadas y normadas por la ley. De acuerdo al Artículo 41 constitucional en su base segunda, este tipo de entidades de interés público tienen derecho a financiamiento público para realizar sus actividades.

Claro que los PP tienen la capacidad de renunciar al presupuesto otorgado por la autoridad electoral, como remarcó el presidente. ¿Y lo han hecho en algún momento? La respuesta es sí y con gran consciencia al respecto.

Pues, después de los dos sismos de septiembre que aterraron al país en 2017, las fuerzas políticas renunciaron a su presupuesto del último trimestre de ese año para apoyar a los damnificados con una suma de $111 millones 291 mil 859. Es decir que los organismos, que hoy juzga Morena por recibir dinero de las arcas del Estado, rechazaron sus cuantiosas cuentas con tal de apoyar al país.

Esta acción no es para aplaudir, ya que es su obligación y compromiso con la ciudadanía que representan. El PAN, PRI, PVEM, Movimiento Ciudadano y Encuentro Social se unieron sin importar colores o convicciones, dando prioridad a una catástrofe natural que impactó a cada mexicano y que sin duda nos unió en un único deseo y anhelo: Ayudar.

Pero entre estas fuerzas políticas faltó Morena, quien se negó a renunciar a su presupuesto en 2017 y 2018 para apoyar a esta causa que golpeó fuertemente el corazón de los mexicanos. Es evidente que el gobierno en el poder olvida con facilidad y que con un doble discurso busca distraer la atención pública de problemas vitales para la democracia, economía y desarrollo nacional.

Ahora es el jefe del ejecutivo quien se da baños de pureza, esperando que los dirigentes nacionales de los partidos se dobleguen a una imposición sin sentido, mediante la cual no se busca el bien común, sino debilitar a la oposición. Porque a través de estas cortinas de humo gana simpatías con los ciudadanos desilusionados del sistema de partidos. Es cierto, falta mucho por construir, pero hagámoslo juntos, respetando las opiniones, no diciendo una cosa y haciendo otra.

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En este momento, el primer mandatario mexicano ataca y condena las prerrogativas de los PP, sin embargo en 2014 las aplaudía. Dado que utilizó el financiamiento otorgado por el INE para realizar viajes de campaña no sólo a lo largo y ancho de la República Mexicana, sino a Europa.

Con estas artimañas aplicadas con dolo desde la silla presidencial, se continúa polarizando a México, una nación con grandes diferencias, pero con el mismo corazón. No se trata de ricos y pobres, se trata de la libertad, valor que poco importa para el partido en el poder. Ya lo demostró en Baja California, lo remarca ahora con una iniciativa que vulnera la autogestión de las diferentes fuerzas políticas.

El discurso de la 4T es una falacia, un engaño, un doble discurso que no debemos afirmar, porque si bien tenemos un sistema perfectible, obligar a otro a realizar acciones que uno no está dispuesto a realizar es un engaño y una forma de corrupción ideológica.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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