Betty en NY
La nueva versión de Betty la fea, se ha convertido en un fenómeno televisivo en EU por una simple razón: tiene calidad y buen sentido del humor. Telemundo Global Studios ha apoyado a Marcos Santana, productor ejecutivo de Telemundo y presidente de Telemundo Studios, para realizar un producto telenovelero entretenido, con un protagónico simpático y con carisma, pero elevando al máximo el nivel de calidad visual a cargo del mexicano Gustavo Loza (dirección general), quien ha logrado el sueño de hacer televisión a la altura del séptimo arte, y es que la narrativa, el manejo de cámaras, la óptica y el lenguaje, son de cine.
Un casting perfecto
La elección de cada actor para que le dé vida a cada personaje está de no creerse por lo bien hecha, y eso también da lugar a decir que lo hicieron como en el cine, y es que quienes generan que mueras de la risa, que llores, que ames u odies a un personaje son: Mónica Vélez, Alejandra Plata, Dennise Ramírez, Bryan Guerrero y Adriana Montaño. Ellos son los responsables de mandar a chiflar a otra parte a los amigos, a los familiares, a los apellidos que pesan más que el talento en la industria del entretenimiento y sólo se enfocaron en analizar la psicología de cada personaje y elegir al actor que cuenta con las características para montarse en el papel que le asignen.
El reto de superar lo hecho
Las groserías, maldiciones o malas palabras casi brillan por su ausencia, pero he de decir que están bien puestas en la adaptación que Sandra Velasco y Valentina Párraga logran en el primer gran libreto del exitoso escritor colombiano Fernando Gaiytán, y es que Beatriz Aurora Pinzón Zolano (la secretaria con estudios superiores a cualquiera en la famosa compañía de modas), don Armando Mendoza (socio de V&M y prometido de Marcela), Patricia Fernández (la amiga fresa de los dueños que le hace la vida imposible al pelotón de las feas), Marcela Valencia (socia y prometida de Armando), Hugo Lombardi (diseñador de modas), Ricardo Calderón (vicepresidente y socio de V&M) y Daniel Valencia (hermano de Marcela y eterno detractor de Armando) atrapan a la audiencia antes de pestañear en cualquier capítulo. Eso no es tarea fácil porque en el continente americano se conoce bien a Betty la fea, que ha tenido versiones en español y también en inglés, pero ésta es la mejor de todas, inclusive que la colombiana, que se transmitió en su país de origen en octubre de 1999 y que en este caso el VP ejecutivo de programación en Telemundo Networks, Ronald Day, programó en gran horario para alcanzar la teleaudiencia de más de 2.9 millones de personas por capítulo, algo que no se veía hace casi una década en la TV latina abierta.
La fealdad es subjetiva
El pelotón de las feas, compuesto por Inés (la asistente de Lombardi), Aura María (la recepcionista), Sofía (a la que su marido abandona con sus dos hijos por una modelo más joven), Mariana (la secretaria de doña Marcela), Bertrha (la secretaria de Smith), el director de Recursos Humanos, y Sara (que asiste a Ricardo Calderón) cautivan con la personalidad de siete mujeres luchonas que a diario salen de sus casas a trabajar duro y buscar el sustento para las familias y que capítulo a capítulo usan el sentido del humor y el sentido común, que nos hacen reflexionar que es el único de los sentidos que no se desgasta, aun cuando dejan ver lo bueno y lo malo que cualquiera puede vivir en su trabajo.
Sin escatimar y pensando en grande
Nueva York lleva al mejor nivel la maravillosa historia de Bety la fea, y ayuda a convertir esta versión en el mejor homenaje para el finado escritor Fernando Gaiytán, porque para diferentes escenas se utilizaron locaciones de La gran Manzana, en donde navegaron por el río Hudson; pararon un vagón del metro para escenas entre Betty y y su amigo nerd, Nicolás; rentaron un barco carguero y de pasajeros sólo para grabar, también cerraron un puente de el famoso Central Park para grabar la comida en la que los protagonistas se comprometen; helicópteros para darle realidad al estilo de vida de los dueños de la empresa de modas y, por si fuera poco, construyeron en una superficie superior a los seis mil metros cuadrados más de 60 sets, entre departamentos, casas y el estudio de Hugo Lombardi, que se distinguen por tener techo para hacer tomas desde arriba, lo que Televisa, TV Azteca, Imagen y Univisión no acostumbran.
Las buenas formas también cuentan
El realismo que la diseñadora de producción, Valeria Fiñana, logra también en la ambientación de cada espacio hace que cada uno se distinga por tener identidad propia, como las oficinas de V&M que es el set más grande construido por el canal, que consta por sí solo de 1500 metros cuadrados y 20 metros de altura.
Para dejarme de choros mareadores, les digo que para dominguear es la mejor opción para empezar a verla, porque es imposible aventarse de una sola sentada los 123 capítulos, a diferencia de los 169 de la original, pero aparte de capítulos, en esta versión también quitaron la misoginia y le bajaron considerablemente al machismo, que la hace sentir más políticamente correcta.
Hasta la próxima. Sigamos armándola en lo que nos toque.