Queda claro que en la elección del Senado para la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) hubo mano negra. Una que acomodó las fichas a su conveniencia, pasando sobre los intereses ciudadanos y la democracia misma.
Ayer, claramente, se traicionó a la CNDH, encadenando su autonomía a los designios de la Cuarta Transformación. Y con todo y las advertencias que hizo la oposición, encabezada por Acción Nacional, hacia los intereses que representaba la activista María del Rosario Piedra Ibarra; ahora, ella ocupará el cargo de ombudsman de esta autoridad por cinco años.
Sin duda, este hecho desmiembra uno de los contrapesos clave que generaba oposición ante los abusos políticos, burocráticos o de cualquier otra índole hacia los ciudadanos. Es un golpe a la democracia y un regalo al poder reinante, pues Piedra Ibarra es militante de Morena desde el 19 de enero de 2014 y es clara seguidora del mandatario mexicano.
El Presidente ganó una simpatizante en un puesto estratégico que, a modo, alineará los intereses de la CNDH a los de él. Se dijo que se debía salvaguardar la independencia de la CNDH, pero con este asalto, pasó de ser la máxima autoridad en Derechos Humanos a una oficina más del Poder Ejecutivo. Es una agresión que revela una clara línea de acción, una sola opinión: la Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Como dijo la presidenta de la de las Comisiones Unidas de Derechos Humanos y Justicia de la Cámara Alta, Kenia López Rabadán, “…no es ético poner una presidente a modo…, pues desvirtuó a la CNDH…”. Y la desvirtúa, dado que el repudio presidencial hacia la crítica y la oposición se posa ahora en un organismo clave para la democracia y la defensa ciudadana.
Y no es solo eso, sino que liquidó años de lucha por una autonomía para esa institución. Como señaló el senador Damián Zepeda, la elección de Piedra Ibarra regresó a la Comisión al gobierno. “Este órgano es el que defiende a los mexicanos de violaciones a los derechos humanos, ¿de quién? De la autoridad… La base de la CNDH es la legitimidad y hoy la persona que eligió Morena no la tiene…”
Ese mismo tenor, senadores panistas como Mauricio Kuri y Gustavo Madero, coordinador del Grupo Parlamentario del PAN en el Senado, señalaron que la elección de María del Rosario Piedra Ibarra es un ataque tajante a la autonomía de la Comisión y marcaron una postura firme contra Morena. No es para menos, ya que con las acciones de ayer se mostró su afán por destruir las instituciones modernas que aseguraban una vigilancia al poder.
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Lo que sucedió es delicado. Pues de aquí en adelante se pondrá en duda el actuar de la máxima autoridad en Derechos Humanos. La titular de la “nueva dependencia” jugará como un agente del régimen, que diluirá de una vez por todas las libertades incómodas para el primer mandatario mexicano.
Hoy más que nunca necesitamos una autoridad que defienda los derechos de todos, una que se asegure de señalar las condiciones que dan muerte a familias enteras. Necesitamos una institución que nos defienda de masacres como la Sonora y Chihuahua. Necesitamos de una CNDH, que hoy está amordazada y atada de manos y pies contra la Cuarta Transformación.
¿Qué le van a decir a los miles de muertos por la impunidad y la inseguridad?, ¿quién va a escuchar las peticiones de los agraviados en este sexenio? Parece que afianzar la desigualdad y el debilitamiento del estado de derecho es la política sobre la que se levanta Morena y todos los suyos, quienes en un aplauso anuncia la caída de la democracia.