Llegó diciembre y con esta época se ponen en el escritorio muchos de los deseos que tenemos pendientes para nosotros y nuestros seres queridos. Lo interesante es que aquello que anhelamos de corazón realmente encuentre una ruta de manifestación. De ahí que se pusieron de moda una innumerable cantidad de rituales de prosperidad, salud, amor, etcétera.
Y sí, los rituales son símbolos que anclan el foco de lo que estamos pidiendo; pero lo más importante es que energéticamente estemos preparados para atraer todo eso y hacerlo realidad.
Aquí algunas cosas importantes a tomar en cuenta: ¿sabía usted que uno de los mayores obstáculos para que eso que pide se le conceda, es que no suelta el control? Es decir, que a la vez que pedimos algo (al Universo, a Dios, o a un Santo) nos queremos ocupar en pensar cómo, cuándo, dónde, por qué medio y a qué hora sucederá, y lo que tenemos que hacer ¡es justo lo opuesto!
¡Sí! Afirmar, ya sea en voz alta o sólo mentalmente, que aunque no tengamos idea de esas respuestas, confiamos en que el Universo o esa fuerza superior YA SABE LO QUE ESTAMOS REQUIRIENDO, y que eso es más que suficiente.
Este punto de partida también ayuda muchísimo a no aferrarse a cosas, situaciones o relaciones cuyo bien sólo existe en nuestra fantasía pero en realidad no serán suficientemente benéficas, y es sólo la inteligencia suprema la que alcanza a ver muchísimo más que nosotros.
¡No se amarre a una idea! Suéltela, y con esta actitud interior ayudará a que, como dice el viejo y conocido cliché, si es para usted llegará directo, y si no, sencillamente se desvanecerá. Por lo tanto, para abrirle camino a sus deseos, no enfoque su atención y energía en forzar o dictarle a la vida, sino en relajarse y poner su intento completo en el descanso de que la vía, el tiempo y el qué, son tarea de Dios.
Suelte la resistencia: esto es mágico y fundamental. Cuánto de lo que ha pedido en el pasado que nunca llegó es producto de las resistencias tan grandes que usted opone a que lo bueno, lo próspero, lo generoso y lo bello de la vida le alcance. Por loco que parezca, esa llamada zona cómoda se refiere mejor dicho a la zona más incómoda del mundo: aquella donde se es feliz con la miseria humana (no sólo la miseria material sino de todo tipo).
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Así que no se resista a soltar eso con lo que está tan familiarizado pero que no es tan bonito. Los refranes como “más vale diablo por conocido que por conocer” no ayudan mucho cuando se trata de estar receptivos a lo nuevo y bondadoso que la vida tiene para darnos. Elegir una y otra vez eso que le incomoda pero que le gusta porque es conocido, es una tremenda resistencia: ¡déjela ir!
Y algo sumamente importante: cuando se dice que eso no era para uno, no lo tome a la ligera, es que en realidad tal vez le hubiera conducido por caminos muy complicados. Ponga sus oraciones o plegarias en que se le conceda aquello con lo que va a poder; en el camino en donde usted lo va a ver, a valorar y a multiplicar; en el momento justo para que forme parte de las graciosas sincronías de su vida; por medio de las personas que se beneficien de lo bueno que le llegue.
Es decir, déjele al Universo, a Dios o en aquello que crea, la tarea de los detalles y el soporte técnico. Usted ocúpese de querer soltar esa tarea y de ser un campo fértil para que lo que forma parte de la generosidad de la vida, florezca. Sea un buen ser, porque ahí está todo el apoyo del cosmos.