Una economía estancada, el año más violento en la historia de México, nulo crecimiento en empleo, falta de estrategia contra el narcotráfico, escasa infraestructura, servicios de salud colapsados. Esto nos deja el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La unidad entre mexicanos no se logró un año después del prometedor gobierno que López Obrador ofrecía. Lejos de ello, el propio Presidente ha sido responsable de el encono y división que se vive entre los mexicanos. Desde su lugar privilegiado se ha encargado de mantener la polarización, de dividir al país en dos.
Las expectativas del gobierno son aún muy altas, la sensación del nulo crecimiento se sustenta con los escasos avances y pocos resultados que se han tenido en este primer año de gobierno. López Obrador ha pedido más tiempo para cumplir las promesas, mismas promesas que en campaña señaló serían resueltas en el primer año, incluso casi inmediatamente después de que asumiera como mandatario.
La paciencia de los ciudadanos tiene fecha de caducidad. Si bien el mandatario aun tiene un alto índice de aprobación, lo cierto es que en prácticamente todas las encuestas ha bajado dos dígitos. La paciencia no es eterna y si no se ven resultados pronto, el ánimo nacional no solo caerá, sino crecerá el enojo social.
La inseguridad sigue siendo la preocupación mas grande para los mexicanos, la falta de estrategia que acompaña al gabinete de seguridad desalienta de manera constante a la sociedad que no ven en las autoridades a un solucionador del problema. Lejos de ello, hay un desánimo colectivo ante la inseguridad que se vive en todo el país todos los días.
Aunque el Presidente insista que los mexicanos están contentos y se empeñe en decirnos que un año después de su toma de posesión somos un México feliz, vale la pena recordarle que no, no hay nada que celebrar después del primer año de gobierno.
El cambio democrático de un gobierno a otro no es motivo suficiente para festejar. La celebración vendrá cuando a México le vaya mejor, cuando la polarización se erradique y cuando por fin tengamos un Presidente para todos, hoy eso no lo tenemos, esa es la realidad.
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