Salud, la mortal crisis que se avecina

La administración morenista no para de provocar crisis cada inicio de año. En 2019 ocurrió la crisis de escasez de gasolina más grave de la historia moderna en México y no precisamente porque no hubiera combustible en el país sino por la decisión absurda del gobierno de cerrar los ductos de distribución para según ellos, combatir el huachicoleo. El resultado: largas filas en gasolineras justo en plena temporada vacacional.

Al inicio de 2020, otra crisis generada por ellos mismos se detonó, pero ahora en un sector muy sensible: LA SALUD. La desaparición del Seguro Popular sin ningún diagnóstico o estudio serio provoca hoy un pésimo panorama de desinformación y falta de coordinación institucional que deja a los mexicanos en un estado de indefensión.

Muchas veces hemos señalado el error que significó la cancelación del Seguro Popular y la creación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI) al carecer de viabilidad financiera y operativa; con la promesa de dar “todo gratis para todos”, algo que es evidentemente insostenible, el capricho de López ha dejado desprotegidos a millones de mexicanos que hoy no saben a quién dirigirse para informarse sobre cómo continuar sus tratamientos médicos. Los más perjudicados son LOS POBRES.

Los casos documentados abundan en redes sociales: una niña de Monterrey diagnosticada con Guillain-Barré debe pagar 500 mil pesos para irse a su casa; la señora Rosa con cáncer de mama vio suspendidas sus quimioterapias, lo cual puede repercutir en su esperanza de vida; la señora Laura que acaba de ser diagnosticada con cáncer de mama requiere de una mastectomía (extirpación de un seno) a la brevedad. Estas tres mexicanas tienen en común que estaban afiliadas al Seguro Popular accediendo gratuitamente al mismo, pero el INSABI no responde y se encuentran en la incertidumbre total.

La llamada 4T gobierna bajo la premisa de que todos los programas ejecutados por gobiernos anteriores eran usados para la corrupción y deben ser destruidos para imponer esquemas creados por ellos. El principal problema es que no cuentan con estudios, análisis, reglas de operación o cuando menos presupuesto para operarlos, sino que apuestan por reformas legislativas y el discurso del presidente para echarlos a andar. No, no es suficiente desear una cobertura universal de salud, es necesario construirla.

Si bien el Seguro Popular no era un programa perfecto, durante quince años se (optimizó) y amplió su cobertura. En 2004 solamente cubría 168 enfermedades y 91 medicamentos, pero para 2018 ya contaba en su catálogo con 670 padecimientos y 294 fármacos. El 99.6% de sus afiliados provenían de familias con bajos ingresos y 7.1 de sus más de 50 millones de beneficiarios pertenecían a municipios indígenas. Tan solo en 2018, se dieron más de 63 millones de consultas y 1.7 millones de mexicanos fueron dados de alta.

En todo caso, la transición del Seguro Popular al INSABI debió ser planificada y comunicada oportunamente a los afiliados. Ante el DESASTRE en materia de salud generado por sus malas decisiones, el gobierno se victimiza y argumenta un boicot en su contra. Invita a los ciudadanos a denunciar la suspensión de servicios en un número telefónico, pero advierte que para responder tardará varios días. Culpabiliza a los hospitales por la pésima coordinación administrativa de las autoridades del gobierno federal. No asume responsabilidades y genera una enorme incertidumbre en un tema que no puede esperar a la burocracia. Desde el Congreso, los morenistas solo piden paciencia.

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Por si fuera poco, López está tan ocupado repartiendo dinero para comprar votos que redujo el presupuesto federal para salud en 100 millones de pesos para este año. Se equivoca el presidente pensando que en materia de salud se debe hacer más con menos dinero. El voluntarismo presidencial nunca será suficiente para resolver los problemas más complejos de México, se requieren recursos, personal y un proyecto viable. El INSABI está muy lejos de dar cobertura universal de servicios de salud para todos los mexicanos, por el contrario, lo que está provocando es una extrema preocupación para los ciudadanos que padecen enfermedades o que tienen a sus familiares en hospitales.

Lamentablemente lo que vemos hoy es solo el principio ya que el INSABI carece de un esquema de financiamiento que permita mantener su operación. Es solamente improvisación y un discurso demagógico que desafortunadamente, de seguir las cosas igual, cobrará muchas vidas. Al tiempo…

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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