La inseguridad que vivimos en nuestro país no es un tema menor, particularmente los feminicidios de los que se nos ha dado cuenta en los medios de comunicación y las redes sociales en estos días. Las acciones que el gobierno en sus tres niveles debe llevar a cabo, deben ser lo suficientemente fuertes y que ataquen este grave problema.
Existen voces que señalan que la erradicación de los feminicidios, se dará endureciendo los castigos a quienes los cometen; sin embargo, hay quienes opinan que el hecho de que se eleven las penas no significa que disminuya la comisión de este tipo de delitos y en este caso, las estadísticas oficiales hablan más que mil palabras.
Considero que es necesario llevar a cabo acciones estructurales, atacar el problema de raíz, con todo lo que implica, desde la educación que reciben las personas en casa y la formación que se hace de nuestras niñas y niños en la escuela en todos niveles (kínder, primaria, secundaria, preparatoria y universidad), así como que los niveles de pobreza se reduzcan y que las oportunidades de trabajo se incrementen considerablemente, es decir, tener mejores condiciones de vida.
En efecto, el “feminicidio” es un tema muy complejo, pues considero que tiene su origen en nuestra cultura patriarcal, en donde las mujeres no son vistas ni tratadas como iguales que los hombres, por ello, la educación es un tema fundamental y ahí está, en mi particular opinión, la clave para que, en este país, se entienda y comprenda a las mujeres como pares; en este sentido, las acciones no solamente son gubernamentales, sino que se es indispensable que se involucre a la sociedad en su conjunto, padres, tíos, abuelos, hermanos, sobrinos; pues mientras no se eduque a la población del valor que tiene la mujer y la igualdad que en derechos tiene, así como del respeto que se merece en todos los aspectos de su vida, será muy difícil que el problema desaparezca.