El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene clara cuál es su prioridad al frente de su gobierno, esa prioridad es su proyecto personal, por encima de cualquier crítica que se le haga en el ejercicio del poder. El mandatario no quiere entrar en ninguna discusión que le provoque desgaste, aunque ese mismo desgaste se da de manera natural al paso de los días.
Hay temas que no le gustan al presidente, como el de los feminicidios. Lejos de mostrar empatía, de asumir responsabilidades y errores que se han cometido durante la actual administración, AMLO culpa al neoliberalismo y al pasado de la muerte de casos concretos, como el triste y estremecedor caso de la pequeña Fátima.
Según la activista Frida Guerrera, durante el 2019, se registraron 976 presuntos delitos de feminicidios y en lo que va del 2020 se contabilizan 265. La estrategia gubernamental no está funcionando, no deberían de sentirse ofendidos los funcionarios públicos al cuestionarles estos datos, tampoco deberían echarle la culpa a lo que no se dejó de hacer o se hizo mal.
Datos de Luis Estrada señalan que, durante las 304 conferencias mañaneras que lleva el presidente López Obrador, únicamente se ha referido a los feminicidios en 21 ocasiones. Al referirse al tema no sólo no plantea una estrategia clara, sino invita a los colectivos feministas a manifestarse sin pintar las puertas y las paredes.
Hay temas que lastiman a la sociedad, responsabilidades que no son fáciles de asumir en los gobiernos, complejidades en el ejercicio del gobernante que vienen con la tarea para la cual fueron elegidos. Nadie pensó que la tarea de López Obrador sería fácil, de hecho, la votación favorable para este gobierno se da en buena medida por un desencanto social que viene de años atrás.
En ese sentido, el presidente tiene que asumir su responsabilidad frente a los errores que ya no pueden ser del pasado o de las administraciones de uno, dos o tres sexenios atrás, mucho menos de los neoliberales. López Obrador es el presidente hoy, dejó de ser oposición el primero de diciembre del 2019 y, aunque no quiera, tiene que hablar de los pendientes del país.
Ojalá que el presidente entienda que las prioridades hoy no son las suyas, sino la de sus gobernados, las de las mujeres. El problema es que los días pasan y sigue hablando de todo menos de lo realmente importante.
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Últimas palabras.
Mucha tristeza después de ver lo que le pasó a la pequeña Fátima, solo tristeza.