Opinión

Bendecir

Recientemente encontré una bendición que quiero compartir por la manera en la que, al releerla después de mucho tiempo, me hizo recordar la importancia de bendecir todo a nuestro alrededor, y al menos una vez al día, afirmar, refrendar, decretar, pensar, sentir y actuar en el BIEN.

Le recomiendo que la utilice siempre que perciba que una oración sincera ayudará a que una situación personal o colectiva se mejore. Hágala con la convicción de que el bien emerge ante, sobre, debajo, dentro, encima y alrededor de toda apariencia de mal, y con fe en que la intención pura del corazón hace milagros.

Hágala como es recomendable hacer cualquier oración: pensando no sólo en su bienestar, sino en el de todos los que le rodeen, conocidos y desconocidos, queridos o no queridos, pensando hacia toda la vida en todas partes.

Hágala con amor por sí mismo, pero vaya más allá, y hágala con amor por toda la creación, puesto que, con toda seguridad en cualquier rincón de la Tierra, alguien la va a agradecer profundamente. Ubíquese como una llave abierta de la fuente infinita, que es bondad, unidad, belleza, amor y verdad, y dispóngase a transmitir estas virtudes con el poder de su intención enfocada por medio de la bendición.

En especial, envíe amor, paz, luz, emanaciones de unidad, confianza, armonía y compasión a México, a cada uno de sus seres y territorio. Unidos podemos generar mucho más que desunidos, y siempre tomando responsabilidad por cada uno de nuestros actos.

Una buena intención reverberada con el amplificador de la fe, suma a la luz que, por pequeña que sea su flama, enciende un espacio oscuro. 

Recuerde que todo lo que damos, recibimos; que todo cuando hacemos, regresa, y que, en el principio más profundo, nada está realmente separado. Que las bendiciones y el poder de la conciencia nos unan para sanar.

Bendición de San Patricio: “Viviré por el tiempo que Dios tiene previsto. Olvido siempre las cosas tristes y recuerdo las alegrías. Olvido a los amigos que resultaron falsos y nunca olvido a los que permanecen conmigo. Olvido los problemas que ya pasaron y nunca olvido las bendiciones de cada día. Que el día más triste de mi futuro sea menor que la felicidad del día más feliz de mi vida.

“Nunca se me viene el techo encima y los amigos verdaderos reunidos debajo de él, nunca se van. Siempre tengo palabras cálidas en las noches frías y una Luna llena en las noches oscuras; el camino siempre se abre a mi puerta; ¡viviré un año extra para perdonar!

“Dios me guarda en su mano y nunca aprieta el puño. Mis vecinos me respetan, los problemas ya se fueron. Los ángeles me protegen y el cielo me recibe. La fortuna de las colinas me abraza. Las bendiciones de la presencia de Dios están conmigo. Mis bolsillos están llenos de provisión y mi corazón ligero.

“La buena suerte me persigue cada día y cada noche. Tengo muros contra el viento, un techo para la lluvia y risas para consolarme; tengo a aquellos a quienes amo cerca de mí y todo lo que mi corazón desea. Dios está conmigo y me bendice.

“El infortunio es una apariencia y lo conjuro a desaparecer. Yo soy rico en bendiciones. No conozco nada más que la felicidad. Desde este día en adelante, Dios me concede muchos años de vida, con suficientes ángeles a mi alrededor”.

Así sea.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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