Nos ha alcanzado una epidemia que lejos de estabilizarse o disminuir, sigue provocando nuevas víctimas en todo el mundo.
En su último reporte, la OMS informó que hay 88,948 casos confirmados en 65 países con 3,043 personas fallecidas (2,915 en China, 54 en Irán, 35 en Italia, 22 en Corea y 17 en otros países). Ahora en México ya hay 5 casos confirmados, dos en la Ciudad de México, uno en Sinaloa, uno en Chiapas, otro en Coahuila y hay decenas más que se encuentran en observación.
Es cierto que no hay que entrar en pánico, pero también es cierto que la buena información para prevenir, permitirá que los contagios no aumenten y que se puedan evitar muertes por este virus.
Recordemos lo que vivimos en el 2009 con la influenza AH1N1 que se caracterizó por su alto nivel de contagio: en México, entre 2009 y 2010 hubo 72,333 casos y 3,440 muertes, es decir, más que el total de fallecimientos actuales por coronavirus en todo el mundo. Ante una enfermedad de la que poco se sabe, la mejor manera de prepararse es con información.
¿Sabemos qué hacer para prevenir contagios?
Sí. Las autoridades nos indican que hay que lavarse las manos frecuentemente, desinfectarlas si es posible; toser o estornudar cubriéndose con el brazo y codo; usar cubre bocas; y no salir de casa si está uno enfermo más que para acudir al doctor.
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Es recomendable no automedicarse y ante cualquier síntoma, ir a un hospital. Hay una diferencia importante entre la AH1N1 y el Coronavirus que hace a este segundo más preocupante: que aún no teniendo síntomas puede uno ser portador y contagiar a los demás.
Esto hace que la capacidad de que los enfermos se multipliquen exponencialmente sea muy alta, si no se hacen las estrategias de aislamiento y contención adecuadas. Un nuevo gran reto para el sector salud, que además tendrá efectos en la economía por menos viajes, menos eventos públicos, menos consumo, y más aversión al riesgo por una epidemia que ya tiene las características de ser global.