Es necesario trabajar en la familia y en las escuelas en general, para que mujeres y hombres tengan seguridad de que serán respetados y tratados dignamente. Para lograr esto, es indispensable entender y conocer qué es la equidad de género.
Según la UNESCO, se define como la imparcialidad en el trato que reciben mujeres y hombres de acuerdo con sus necesidades respectivas, ya sea de forma igualitaria o diferenciada, pero que se considera equivalente en derechos, beneficios, obligaciones y posibilidades. Acciones como bromas, comentarios y costumbres normalizadas de manera social y cultural, llevados a cabo día con día, promueven la desigualdad de género.
Una forma sencilla de ir transformando esta cultura es comenzar como testigo activo. Un testigo activo es aquel que actúa y señala una situación incorrecta y no sólo se limita a observar lo sucedido.
En un inicio, puede parecer una acción sin importancia, pero iniciativas como señalar la ofensa y detener ese comportamiento observado, son las que generan los cambios que necesitamos para alcanzar la equidad y vivir en la igualdad.
Es necesario seguir trabajando en la generación de más cambios en la educación de los estudiantes de cualquier nivel educativo, desde sus primeras etapas formativas hasta la educación profesional.
Por todo esto, profesores y directivos en cualquier nivel educativo, somos responsables de que los estudiantes conozcan el camino del respeto y sepan que depende de nuestras acciones alcanzar una sociedad con un trato justo y digno para todos. Este camino se tiene que seguir realizando de manera más intensa.
Con participación de Bibiana Bravo y María José Terrazo, alumnas de PrepaTec, Campus Ciudad de México.