¿Acaso el gobierno mexicano está maquillando los datos? Mientras que en Estados Unidos los casos de COVID-19 rebasaron el viernes los 100 mil, en México apenas rebasan los 700 en todo el país. La razón es que el gobierno mexicano se resiste a realizar pruebas para diagnosticar casos de esta enfermedad. Esta fórmula ha sido un fracaso en otros países y ha disparado los contagios. En Italia, la aplicación de pruebas fue motivo de una disputa política y el gobierno nacional se opuso a la realización masiva, el resultado es que hoy es el país con más defunciones en todo el mundo con casi 10 mil.
El Reino Unido es otro ejemplo claro. Aunque la nación británica desarrolló pruebas, las autoridades sanitarias decidieron no utilizarlas masivamente dejando al país desprotegido de una estrategia de contención y combate al coronavirus. Cabe señalar que el Primer Ministro, quien hasta hace unas semanas se empeñaba en seguir saludando de mano, y el heredero al trono británico dieron positivo a COVID-19. Se han aplicado más de 113 mil pruebas (1.6 mil por millón de habitantes), pero su mortalidad es de 4.9%, ligeramente por encima de la letalidad global que es de 4.4%.
Trump minimizó los alcances de la pandemia en su nación ignorando las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de las propias agencias de inteligencia estadounidenses. La consecuencia fue una explosión del brote al grado que el epicentro de la pandemia se va desplazando hacia Norteamérica. Pese a la resistencia, su economía está siendo golpeada fuertemente.
Por el contrario, desde el inicio del brote Alemania y Corea del Sur hicieron pruebas de manera sistemática, el resultado es que tienen los índices de mortalidad por COVID-19 más bajos a nivel mundial. Alemania ha realizado más de 483 mil pruebas (5.8 mil por millón de habitantes), y su letalidad es de apenas 0.3%, mientras que Corea del Sur ha realizado más de 387 mil test (7.5 mil por millón de habitantes), y la mortalidad por la enfermedad es de 1.1%.
No debemos olvidar que el 17 de marzo, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, dio un mensaje contundente a los gobiernos del mundo: “hagan pruebas, pruebas, pruebas” pues “el aislamiento no es suficiente para extinguir la pandemia si no va acompañado de las pruebas de detección del coronavirus”. Pero el gobierno mexicano sigue los pasos de Italia, Reino Unido y Estados Unidos pues se resiste a realizar pruebas.
Según la Oxford Martin School, una de las cosas más importantes que los países deben hacer para colaborar en la contención de la propagación COVID-19, es hacer pruebas; es la única manera de responder apropiadamente a la pandemia pues no podemos combatir algo de lo cual no conocemos su magnitud. Para conocer que tal infecciosa o peligrosa es una enfermedad, es necesario hacerlas.
No existe información oficial sobre el número de pruebas realizadas por el gobierno mexicano, pero la suma de “casos confirmados” y “negativos” nos permiten inferir que al viernes 27 de marzo se han realizado 4,259 pruebas (33 por millón de habitantes). Comparado con países latinoamericanos: Brasil ha hecho 45,708 pruebas (218 por millón de habitantes), Colombia 8,908 test (491 por millón), Chile 23,105 pruebas (1,212 por millón), y Perú 10,065 pruebas (307 por millón).
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Lo peligroso es la narrativa de las autoridades del sector salud mexicano. El Subsecretario Hugo López-Gatell ha dicho en diversas ocasiones “La prueba no es de uso médico, esto quiere decir que si usted llega a enfermarse y no forma parte de los grupos de riesgo, tiene riesgo muy bajo de complicarse”. En ese sentido, los test se aplicarán únicamente a mayores de 60 años, a los casos graves, pero sobre los casos ambulatorios solamente al 10% se le hace la prueba. Según ellos, el manejo clínico no depende del resultado de la prueba. “es innecesario hacer más muestras”. Por eso la gráfica de los casos confirmados de COVID-19 sea tan atípica en México a diferencia de otros países.
Por si fuera poco, se ha denunciado que se están clasificando casos de COVID-19 como “neumonía atípica”, debido a la falta de pruebas. El IMSS dice que se clasifica de esa manera una enfermedad cuando no se cuenta con confirmación del laboratorio de su causa, incluso indica que en 2009 antes de identificarse la influenza H1N1 los casos se catalogaban así.
Representantes del Instituto Mexicano del Seguro Social indican que se concentran en la población mayor de 60 años porque es la más vulnerable y con la mayor tasa de mortalidad, pero ignoran que la OMS advirtió el 21 de marzo que los jóvenes no están excentos de contraer el nuevo coronavirus. En Estados Unidos, cerca del 40% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 son menores de 54 años.
Es evidente que el gobierno mexicano no está haciendo pruebas porque tiene un afán en no generar “pánico” entre la población y no está siendo transparente, además de que las arcas del gobierno están vacías porque en el México de la 4T no hay dinero para salud pero si para tirar más de 53 mil millones de pesos en obras faraónicas por capricho presidencial. Al tiempo…