Las y los Senadores fuimos convocados el 20 de abril, en plena emergencia sanitaria, para discutir la Ley de Amnistía cuyo objetivo es disminuir la población en las cárceles, proponiendo dejar en libertad a quienes hayan cometido delitos como el aborto, portación de narcóticos y precursores y robo simple, siempre que no sean reincidentes.
Decidí no asistir a la sesión porque considero que el Senado debe ser ejemplo del cumplimiento de la ley y por ende de las medidas sanitarias actuales. Están prohibidas las reuniones de 50 o más personas y ¿nosotros flagrantemente violamos la ley y nos reunimos 100 personas más asistentes técnicos y de limpieza que hacen posible el evento, junto con representantes de los medios de comunicación y asesores? ¿Y con ello pusimos en riesgo a muchas otras personas y sus familias, y a nosotros mismos y a nuestras familias? Me parece inaceptable. Inclusive, 12 horas después del término de la sesión (las casualidades en política no existen), se declaró la fase 3 de la pandemia en México, que quiere decir que estaremos viendo lo peor: contagios exponenciados, muerte y saturación de hospitales.
No se necesitaba esta ley. Ahí se tiene la Constitución que permite el indulto (artículos 97 y 97 Bis del Código Penal Federal) y el artículo 146 de la Ley Nacional de Ejecución Penal donde se establece que la Autoridad Penitenciaria podrá solicitar la liberación anticipada de personas sentenciadas, lo que pudo haber permitido una amnistía acotada por motivo de la pandemia para evitar contagios innecesarios en las cárceles. Y además, el alcance de la Ley de Amnistía es muy limitado, pues sólo es para delitos federales, que representan menos del 20% de las personas encarceladas. Pocas personas podrán acceder al beneficio, y muchos de ellos lo harán ya pasada la pandemia, ya que para su operación se requiere de la instalación de una Comisión que tiene 4 meses para resolver si procede la liberación.
Simplemente no me pareció adecuado ni democrático, que el grupo mayoritario en el Senado y tres de sus aliados, hayan impedido la posibilidad de que esa convocatoria que se realizó para sesionar el pasado 20 de abril, de entrada no se hubiera hecho de manera remota aprovechando las nuevas tecnologías y no establecer el nefasto antecedente de los Senadores violando la ley y arriesgando la salud y la vida de decenas de personas; e igual de mal me pareció que de manera autoritaria hayan impuesto solamente un punto para la discusión en la agenda (Ley de Amnistía) y nos hayan prohibido hablar de cómo enfrentar la abrumadora crisis de salud para lograr menores casos de enfermos y muertes en el país; y también de la peor crisis económica que haya enfrentado nuestro país en su historia, lo que traerá despidos, desempleo, pobreza, cierre de empresas y mucho sufrimiento.