La vida en carne y hueso: Mejor al narco que seguir sembrando

La pandemia del Covid-19 en México ha puesta contra la pared al campo, al grado de que muchos campesinos están pensando en ya no sembrar ni producir nada, sino en rentar sus tierras al narcotráfico que les ofrecen buena paga. “Si no recuperamos lo que gastamos en la siembra, no tenemos para invertir”.

“Somos quienes alimentamos al país”, dice don Jacinto, y dice bien. Afirma que a pesar de las circunstancias la mayoría de sus compañeros siguen trabajando la tierra para que la gente pueda comprar limones, calabaza, aguacate, chiles, brócoli y jitomate, “para que las personas tengan con que cocinar en sus casas”.

Cuenta que su vecino Lucio, se levanta todos los días a las 3:30 de la mañana, para trasladarse a los campos aledaños a cosechar frijol y tomate verde, pues si deja de hacerlo se le echará a perder todo, y el trabajo de cuatro meses no habrá servido para nada.

“Muy pocas personas piensan en nosotros para darnos una ayuda. Hay jefes que son buenos con algunos campesinos, pero al final del día nosotros somos los olvidados en eso de las ayudas. Nos ha tocado dormir en la calle de nuestra cabecera municipal esperando por apoyos, esto también nos pone en riesgo. La gente del municipio nos da cubre bocas e inclusive gel antibacterial. Nosotros pedimos que nos apoyen con lo necesario para vivir”, expresa don Jacinto.

Sostiene que sin comida, ni agua, no sobrevivirán al encierro; asienta que una de las recomendaciones es lavarse las manos constantemente para evitar contagiarnos, cuando en sus comunidades no tienen tanta agua para su consumo, “está muy difícil que lo hagamos”. “Nosotros prácticamente vamos al día”, se lamenta.

Don Jacinto dice que el problema se agrava cuando salen a vender lo cosechado, pues ahora hasta los tianguis (sobre ruedas) pidieron que no se instalaran, “¿Quién no compra?”, se pregunta.

Añade que en su comunidad hay un gran número de campesinos que son muy mayores de edad, los más probables de contagiarse, empezando por sus papás, Jaime de 79 años y Lucrecia de 71.

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“La verdad es que estos días vivimos con el Jesús en la boca. En casa hemos aguantado con el guardadito de mis papás y de mis cinco hermanos, y con lo poco cosechado que no pudimos vender”, susurra.

Javier, campesino de la comunidad de San José Huipana, Michoacán, al igual que don Jacinto se cuestiona: “¿Dónde vamos a llevar nuestros productos? ¿Quién nos los va a comprar?”. Dice que las grandes tiendas se los compran al mínimo precio para venderlo casi al doble. “Nosotros vamos al día, si dejamos de vender no tenemos nada de ingresos. Ya ni ganas nos dan de trabajar las tierras que nos quedan, pero tenemos que comer. Estamos desesperados”, sentencia.

En contraste con los desafíos de estos pequeños productores, las exportaciones mexicanas de hortalizas y frutas han crecido de manera muy importante en otros países del mundo. Tan solo en enero pasado, las ventas del campo mexicano lograron ingresos por encima de las ventas de petróleo, las remesas y el turismo.

Aguacates, limones, frutos rojos, jitomates figuran entre los productos más valorados en el exterior, por ello resulta urgente sumar a los pequeños productores a cadenas de valor y comercialización. Cuidar al campo mexicano es prioritario, no solo porque llevan la comida a nuestras mesas y nos alimenta, sino porque también a muchas otras en el mundo.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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