El tema recurrente en las conversaciones de muchos de nosotros en estos momentos tiene que ver con afrontar no una “nueva realidad”, sino con la enorme incertidumbre que nos genera un panorama totalmente adverso y convulso.
Visto desde cualquier panorama, lo que nos espera a casi todos una vez que concluya la crisis por la pandemia del coronavirus, lo cual podría darse en septiembre u octubre próximos, el futuro inmediato nos va a poner a prueba en todos los sentidos. Son momentos de echar toda la carne al asador para que nuestra fortaleza mental, la inteligencia emocional y la resistencia a la frustración nos saquen adelante.
En una primera instancia, hablando en lo general y no en lo particular, muchos van a tener que encarar el durísimo hecho de que al retomar su cotidianeidad se van a encontrar con su economía personal y familiar prácticamente pulverizada; otros tantos deberán lidiar con el desempleo o con la “novedad” de que en sus trabajos decidieron rebajarles el sueldo o disminuirles las prestaciones.
Obviamente, tras prácticamente de medio año de inactividad o de no generar ingresos, habrá muchas personas con un sinfín de deudas acumuladas: tarjetas de crédito, retraso en los pagos del crédito hipotecario o del automóvil, colegiaturas, préstamos solicitados a amigos o familiares, empeño del patrimonio (joyas, electrodomésticos, etcétera).
Y bajo este contexto, la pregunta es obligatoria: ¿Cómo mostrarnos optimistas y actuar atingente y asertivamente frente a semejante panorama depresivo de profunda crisis?
Antes que nada, debemos hacer un análisis real de nuestra situación para poder elaborar un diagnóstico de qué tan grave es nuestra situación. También debemos hacer una especie de inventario para saber de qué herramientas disponemos para poder sortear este escenario de adversidad.
¿Poseemos los conocimientos adecuados para salir adelante?, ¿profesional y laboralmente estamos debidamente capacitados para incursionar en terrenos que jamás pisamos previamente?, ¿nuestra actitud y nuestra motivación están en el nivel adecuado?, ¿contamos con aliados (espos@, familia, amigos, colegas, etcétera) de los que estemos cien por ciento que nos van a apoyar en todo momento y que bajo ninguna circunstancia nos van a dejar morir solos?
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Además, no son momentos para caer en el autoengaño. No podemos andar por la vida intentando convencernos a nosotros mismos de que todo es miel sobre hojuelas o que cualquier reto a encarar será pan comido. Nada de eso. Seamos realistas, pragmáticos y lo más honestos posible con nosotros mismos. La fortaleza mental será requisito indispensable para que alcancemos los objetivos que nos tracemos.
La fortaleza mental y una actitud de lucha inquebrantable. Quizá hoy más que nunca todos los individuos estaremos sometidos a prueba de forma prácticamente permanente y no podemos darnos el lujo de distraernos o flaquear. Tenemos que hacernos aliados de la disciplina y el compromiso.
El discurso mental diario que debemos repetirnos, a manera de mantra, es que saldremos adelante, que nuestro esfuerzo, nuestro trabajo, nuestra motivación y nuestra dedicación serán los cuatro jinetes en los que debemos cabalgar para dejar atrás este difícil momento. Seamos resilientes y realistas.
Y no olviden que todos los sábados a la medianoche los espero en su programa “Exclusivo Para Hombres”, que se transmite por Telefórmula (por favor chequen su sistema de cable predilecto para verificar la nomenclatura de los canales).