Por Claudia Gómez/ Dirección Cerebro Terapia
Asistí al zoom del departamento de Educación y Bioética de la UNESCO del domingo 5 de julio de 2020, invitada por el doctor Javier Vicencio del Instituto CRISOL.
Me quedo con un par de puntos que fueron desde mi perspectiva fundamentales para abordar el tema de relaciones familiares/Covid-19 a nivel global.
Estamos ante la disyuntiva de crear nuevas herramientas para dejar un legado a los que siguen. Hay que replanetar los valores, nuestra forma de vida.
La complejidad de como abordamos el dolor va generando en las personas la creencia de que no tienen opciones. El aumento en las adicciones y la violencia ha generado un movimiento en las referencias mentales de los modelos de conducta.
Hay estudios que marcan una disminución en el suicidio y un aumento en los asesinatos. Pareciera que vivir hacinados, cambia las dinámicas de muchas conductas entre ellas el incremento en divorcios.
Se ha generado una miseria psíquica que discapacita a las personas en creer en sí mismas. Durante las crisis se genera un sentido de inutilidad y se ha visto que una mejora en el estado de ánimo se genera cuando las personas se ponen al servicio, aunque estén sufriendo. Se nos presenta una disyuntiva para replantear nuestros valores y dejar aquellos que ya no son vigentes.
La perdida de control impulsa a encontrar soluciones, el lenguaje parece acotado en el sentido de solo dar consejos o cátedras, la escucha es fuente regenerativa. El dolor bien encausado puede ayudarnos a salir de nuestro reducido mundo interno. Hay que crear un sentido de propósito para darle una noción a lo vivido y anclar las respuestas de porque realmente existimos.
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El Dr. Javier Vicencio fundador del Instituto CRISIOL, expone que en México hay un escaso servicio en salud mental. Hablo también de la violencia en las calles, la crisis económica, la confusión de la población por las noticias, la miseria y la continua descalificación, todo esto nos da una mirada multifactorial, con una problemática enorme para la salud mental. En cuanto a la educación on line, muchos hogares no cuentan con computadoras para que todos los niños asistan a clases.
En muchos lugares la capacidad hospitalaria ya está al borde del colapso. Por otro lado, la oleada de desinformación ha generado un estado de ansiedad y miedo en la población. Hoy hay que plantearse la difícil elección entre arriesgarse a morir de coronavirus o de hambre. Las alteraciones del sueño cada vez son mas frecuentes, fuente también de violencia, desanimo y de miedo.
Me quedo con la idea de que esta pandemia nos hace replantearnos en todos sentidos. Nos pone de rodillas ante la incapacidad de haber generado respuestas para la mayor parte de las problemáticas que ya estaban ahí. Sigo convencida que la mirada holística para el abordaje de la salud mental, es una posibilidad de hacer algo distinto. Una respuesta integral puede dar respuestas que puedan sostenerse en el tiempo.
Este Caos lo percibo como una gran oportunidad de re-aprender, re estructurar y re plantearnos todo. Se caen los sistemas de creencias, se tambalea la economía y el planeta habla de las facturas que debemos pagar por nuestra conducta. Es tiempo de una nueva re evolución.
DZ
*Latemotife de las Naciones Unidas reconstruir esto de una mejor manera.