El 19 de septiembre nos trae muchas imágenes a la memoria. Los rostros de preocupación de nuestra familia, el sudor en la frente de los rescatistas, una hilera de manos bajo la lluvia levantando la tierra, pero sobre todo, cientos de personas alzando el puño hasta el cielo.
Si algo aprendimos tras el sismo de 2017 es que el silencio a veces es un símbolo de solidaridad, de esperanza y de fuerza. Miles de personas de diferentes edades nos unimos y no dudamos en dar una mano para ayudar en lo que podíamos.
Tres palabras representaron ese momento: empatía, acción y resiliencia. Nos pusimos en los zapatos de quienes perdieron algo. Donamos nuestras manos, nuestro cuerpo y nuestro tiempo para reconstruir edificios y emociones quebradas. Y no detuvimos nuestro camino, fuimos valientes para continuar.
Recordarlo hasta eriza la piel. Lejos de temerle a la fecha, tenemos una oportunidad para pensar en lo que hemos aprendido. Quizá, recordar lo positivo en ese momento y cómo resurgimos entre las cenizas va a ser útil para enfrentar un nuevo cambio en nuestra vida: la pandemia por COVID-19.
Esta vez, nuestra empatía no va para quienes perdieron su hogar o su negocio resultaron afectados. Va para quienes no pudieron ingresar a la escuela, quienes tuvieron que cambiar de trabajo, una pareja, un familiar. A ellas y a ellos les escuchamos, les damos ánimo, les mandamos memes, les hacemos recordar buenos momentos y les decimos que no están solos, que estamos para ayudarles.
En el Consejo Ciudadano, por ejemplo, hemos atendido a más de 5 mil 072 personas en la Línea de Seguridad o Vía WhatsApp 55 5533-5533 que necesitaron atención psicológica, jurídica e información general frente a la COVID-19. Incluso hemos hecho de conocimiento de vacantes de empleo y a qué hospitales pueden acudir. Su tú o alguien que conoces necesita este servicio gratis, a cualquier hora o día les apoyamos.
Ahora, nuestra acción no está en salir a las calles. Esta vez tenemos que quedarnos en casa. Pero no por eso nos quedamos quietos. A ellas y a ellos les donamos también nuestro tiempo para ayudarles a conseguir cursos gratuitos, para comprarles algo que vendan, difundir en nuestras redes sus negocios.
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Y nuestra resiliencia se ve en nuestra fuerza para enfrentar cualquier obstáculo, hasta el Covid. Hasta la fecha, más de 475 mil 795 personas se recuperaron de esta enfermedad . Además de quienes se recuperaron emocionalmente, que volvieron a conseguir empleo, que conocieron a alguien a distancia y que lograron utilizar las tecnologías para mantenerse en contacto con quienes más quieren.
Después del sismo nada fue igual. Todas y todos fuimos más precavidos, comenzamos a ver los simulacros con más seriedad y nos pusimos más alertas para reaccionar de inmediato. Después de la pandemia, quizá también todo cambiará. Pero el aprendizaje se queda. Nuestro puño se seguirá elevando hasta el cielo para mostrar de qué estamos hechos: de pura fuerza y corazón.