La situación del agua en el norte del país no es un tema nuevo, el conflicto entre campesinos provocó que México y Estados Unidos se pusieran a negociar un tratado de redistribución del agua de los ríos Bravo y Colorado que fue firmado en 1944 que establece los montos de agua que cada país debe entregar al otro. En el caso de nuestro vecino del norte, debe entregar 1,850 millones de metros cúbicos al año mientras que nuestra nación debe entregar 431.7 millones de metros cúbicos en el mismo periodo de tiempo.
Sin embargo, las condiciones climáticas y de abastecimiento han afectado el volumen de tres presas, entre las que destaca La Boquilla que actualmente está al 31% de su capacidad cuando en septiembre de 2019 estaba al 56%, en 2018 al 78% y en 2017 al 94%. Lo anterior se explica como un efecto directo del cambio climático y una cruda sequía que está afectando a los estados del norte.
Es por ello que campesinos chihuahuenses se han manifestado en contra de que el gobierno mexicano haga entrega de los recursos hidráulicos a Estados Unidos considerando el impacto que podría tener si no se asegura el abastecimiento de agua para sus cultivos. Es por ello que hace unas semanas, un grupo de 500 agricultores protestaron en la presa por el incumplimiento de los acuerdos por parte de la Comisión Nacional del Agua que los ha dejado sin el vital líquido.
Sin embargo, la respuesta del gobierno federal ha sido la más insensible. Desde hace unas semanas he señalado lo peligroso de que las Fuerzas Armadas se conviertan en el cuerpo de respuesta de López Obrador cuando algo se le sale de las manos; así lo hicieron en esta ocasión, pues la Guardia Nacional intentó tomar la presa y dispersar a los manifestantes. Pero tras la protesta, una pareja de productores de nuez fue atacada por elementos de la Guardia Nacional cuando iban rumbo a su domicilio, una mujer falleció por el ataque de los militares.
La respuesta del presidente no se hizo esperar y fue la misma de siempre, culpar a sus “adversarios políticos” sin aceptar ni un poco de su responsabilidad, al contrario, arremetió contra quien piensa diferente, incluida la prensa. Lo anterior exhibe que López Obrador es incapaz de reconocer ninguna lucha social que no venga de su partido político y que un problema grave que tiene motivos jurídicos y técnicos, los resuelve con descalificaciones políticas.
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Incluso la administración federal utilizó a la Unidad de Inteligencia Financiera para congelar las cuentas de diversas personalidades que han mostrado su solidaridad con la causa de los campesinos chihuahuenses, entre las que destacan las del municipio de Delicias como represalia al alcalde y su activismo a favor de los campesinos.
En este punto, lo que se requiere es establecer un canal de diálogo que vincule al gobierno federal, al del estado y a los productores afectados, pero López Obrador ha optado por bloquear la comunicación cuando como presidente debiera resolver este tipo de conflictos, no agravarlos. Es indignante que se le esté dando un manejo electoral a un tema que está relacionado con la subsistencia de cientos de familias chihuahuenses.
Es por ello que los ciudadanos debemos cerrar filas y defender a nuestros hermanos de Chihuahua en su lucha por el vital líquido, exigimos que la Guardia Nacional se disculpe y los elementos involucrados en el asesinato de una campesina sean castigados ejemplarmente porque es aterrador que se criminalice la protesta y se militarice un asunto tan sensible y delicado como el acceso al agua.
Aprovecho este espacio para exigir #JusticiaParaKimberly, víctima de tentativa de feminicidio y mamá de dos hijos quien señala que presuntamente fue atacada por su expareja, recibiendo 6 impactos de bala. Fundamental que las autoridades de la Ciudad de México hagan su trabajo y la protejan, asegurando su integridad y su vida. Este caso debe ser abordado con perspectiva de género. Al tiempo…