#MiAnsiedad

Llegamos al primer semestre de una nueva realidad y nos adaptamos lo mejor que podemos. Nuevas costumbres, hábitos, medidas de salud que hoy son de uso general, aunque no obligatorias, para ir al supermercado, al banco, a la tienda de la esquina. Miles de círculos, cruces, marcas en el piso para estar a distancia y evitar contagiar y contagiarse.

Con esos cambios, brutales para la salud mental y las emociones de cualquier persona, también se ha hecho presente un proceso de adaptación ante el miedo, la incertidumbre y la ansiedad en diferentes etapas que provoca una pandemia que ya ocupó prácticamente este año.

Una de las lecciones que nos ha enseñado esta crisis, espero, es a valorar mucho de lo que dábamos por hecho y apreciar el espacio, el hogar, la familia, las amistades, hasta la oficina, y todos aquellos sitios donde podíamos convivir y movernos con libertad.

Al principio no hizo mucha diferencia dónde nos encontramos, quiénes éramos (ojalá surjamos siendo mejores después de esto), qué hacíamos o a lo que nos dedicábamos. Si bien la pandemia no ha resultado igualitaria y ha desnudado muchas de las carencias que preferíamos no mirar, la ansiedad se ha vuelto parte de la vida de todas y todos.

Ante los demás podemos reflejar muchas cosas que parecen que somos, pero no es la realidad de lo que podríamos estar viviendo. De ahí la importancia de saber identificar si alguien pasa por un momento difícil y trata de ocultarlo para no hacer sufrir o preocupar a nadie, más en una cultura como la nuestra en la que nos cuesta trabajo reconocer cuando estamos mal o tenemos una racha que podemos considerar negativa en nuestra vida cotidiana.

Por eso los cambios de humor, el aislamiento repentino, la falta de comunicación por episodios largos, no es normal y nos debe impulsar a preguntarle a la persona que los registra si se encuentra bien. Poco o nada tiene que ver con su actividad profesional, su grado de estudios o sus ingresos.

De tal manera que frente al reflejo de llevar una vida “resuelta” en apariencia, puede existir una problemática delicada de salud mental, igual de importante que la física como lo hemos comprobado en estos seis meses, que necesita atención inmediata.

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Ese fue el origen de una colaboración que surgió en junio pasado y que se hizo pública este martes, entre la gran artista mexicana Carla Morrison y Confianza e Impulso Ciudadano A.C., con el lanzamiento del sencillo “Ansiedad”, que sirve de punto de referencia para atender los múltiples casos de salud mental que ocurren en nuestro país por medio de la línea nacional de atención 5511-8575-55 o por mensaje directo al 552323-0303.

Esta alianza coincide con la experiencia de primera mano y el compromiso social que siempre ha tenido como una de las artistas más destacadas de México en el mundo. Su generosidad y experiencia con el siempre difícil manejo de la fama y el reconocimiento la llevó a encontrarse con nuestra organización y concluir que podemos brindar la atención profesional que se necesita en este tipo de situaciones.

A través de los números de Confianza e Impulso Ciudadano, de sus redes sociales, y del hastag #MiAnsiedad, pueden entrar en contacto con lo que seguramente será un éxito musical, un video que narra muy bien lo que nos sucede en momentos de incertidumbre y temor, y una vía para atenderse de manera gratuita, profesional y, sobre todo, ciudadana, para salir, poco a poco, de los retos que nos ha traído este primer semestre de una nueva realidad que debemos aprovechar para construir una sociedad mejor, más saludable y comprometida con ayudarse entre sí.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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