Opinión

¿Sabías que al propiciar el positivismo tóxico, nos volvernos una sociedad del cansancio?

Por Karina Zúñiga Rustrián

Estamos en un momento sin precedentes, donde un virus por un lado nos ha movilizado a ser más minucios@s con la limpieza, y la intensidad de nuestros afectos, emociones (¿identificas por cuales has pasado tu? -Sean éstos agradables o desagradables-). Por el contrario, la inmovilización es paradójica, porque a través de no salir de casa estamos haciendo algo: contribuyendo a que la efectividad del virus disminuya.

Esa inmovilización, algunas veces ha sido voluntariamente, pero en otras ocasiones no, ya que emocionalmente el miedo llega a ser paralizante (¿te ha pasado?). En el mejor de los casos, entre tod@s conversamos e intercambiamos vivencias, puntos de vista y soluciones que nos han funcionado para enfrentar éste remolino de emociones.

Hay soluciones a corto plazo como el positivismo, que son opciones muy tentadoras por su aparente inmediatez, pero no siempre significa que sean las más eficaces y eficientes (¿se te ocurres alguna otra solución a corto plazo?).

Es aquí donde quiero centrar su atención: así como éste virus ha recorrido el mundo enfermando físicamente y matado a tantas personas, hay aspectos en ésta sociedad contemporánea donde emocionalmente propiciamos estados patológicos, como diría el filósofo Byung-Chul Han: “el exceso de positividad, está conduciendo a una sociedad del cansancio”.

Por otro lado, actualmente los cambios de rutina nos han llevado en su mayoría a estar más tiempo físicamente presentes, pero el reto es estar mental y emocionalmente presentes también, conectados con el momento y las personas.

Para ello y para no seguir siendo o volvernos una sociedad del cansancio, es necesario entre otras cosas, autoregular nuestros afectos y ocupaciones, establecer límites, jugar, posibilitarnos el estar en contacto con nosotr@s mism@s, nuestras emociones y pensamientos SEAN ÉSTOS O NO de tono agradable. (¿Te has dado esa oportunidad?, ¿Ya sea por tu cuenta o a través de ejercicios de relajación o una psicoterapia?).

Dentro de las soluciones a corto plazo APARENTEMENTE funcionales está el desechar las emociones desagradables en vez de hacer un registro interno, es decir, detectar y aceptar la emoción, antes de dejarla ir, y no sólo anularlas, negarlas ya que ésto último forma una máscara de exceso de positivismo que se vuelve tóxico y exhaustivo.

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Para atender a una sociedad del cansancio, ¿podemos generar una red de bienestar entre tod@s que se disperse con la rapidez del virus o más?, acompañándonos un@s a otr@s en las emociones agradables y desagradables; el mayor reto es extender dicha red hacia la diversidad de personas.

Ya que como decía el médico mexicano Dr. Alfredo A. Rustrian Azamar (1937-2020) “la salud debe ser un derecho para tod@s” no sólo la fisiológica, así también la salud mental, que de alguna manera todos seamos agentes de bienestar y generemos una red de prevención y gradualmente ir reconstruyendo nuestro tejido social.

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