Opinión

El penacho de Moctezuma, una nueva distracción

Foto: Cuartoscuro

Como cada 12 de octubre nos encontramos en un debate estéril sobre la llegada de los españoles a América y su actuar durante la conquista. Surge una vez más la discusión sobre los hechos pasados y si debemos borrar todo lo que ello representa. Parece que hay una intención por parte de muchos sobre negar lo que en realidad somos hoy, parte de ese pasado que se pretende borrar, pero no se puede.

El problema no es hablar sobre el pasado, ni debatir sobre las formas y las consecuencias, el problema real es solamente hablar del pasado para evitar conversar sobre el presente. En días recientes el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en su enlace zapatista “Sexta parte: Una Montaña en Alta Mar” señaló varías ideas que deberíamos rescatar, sobre todo en la comprensión de su origen, el de los indígenas en resistencia.

“Que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada. Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso… Nosotros, nosotras, nosotroas (sic), zapatistas NO queremos volver a ese pasado, ni solos, ni mucho menos de la mano de quien quiere sembrar el rencor racial y pretende alimentar su nacionalismo trasnochado con el supuesto esplendor de un imperio, el azteca, que creció a costa de la sangre de sus semejantes, y que nos quiere convencer de que, con la caída de ese imperio, los pueblos originarios de estas tierras fuimos derrotados”.

Insistir en ese perdón de la iglesia o del gobierno español es simplemente una estrategia para llamar la atención, un falso nacionalismo que intenta polarizar hasta con la historia. El pasado no sirve para enfrentar el presente, no pretendamos vivir en ese pasado solo para echar culpas y trasladar las responsabilidades actuales. Para este gobierno no solo aplica en lo relacionado a la conquista, sino en cualquier otro momento anterior a este nuevo gobierno. La culpa es de lo que sucedió y no de lo que se deja de hacer.

El EZLN también señala lo siguiente en su texto: “Ni el Estado Español ni la Iglesia Católica tienen que pedirnos perdón de nada. No nos haremos eco de los farsantes que se montan sobre nuestra sangre y así esconden que tienen las manos manchadas de ella.

¿De qué nos va a pedir perdón la España? ¿De haber parido a Cervantes? ¿A José Espronceda? ¿A León Felipe? ¿A Federico García Lorca? ¿A Manuel Vázquez Montalbán? ¿A Miguel Hernández? ¿A Pedro Salinas? ¿A Antonio Machado? ¿A Lope de Vega? ¿A Bécquer? ¿A Almudena Grandes? ¿A Panchito Varona, Ana Belén, Sabina, Serrat, Ibáñez, Llach, Amparanoia, Miguel Ríos, Paco de Lucía, Víctor Manuel, Aute siempre? ¿A Buñuel, Almodóvar y Agrado, Saura, Fernán Gómez, Fernando León, Bardem? ¿A Dalí, Miró, Goya, Picasso, el Greco y Velázquez? ¿A algo de lo mejor del pensamiento crítico mundial, con el sello de la “A” libertaria? ¿A la república? ¿Al exilio? ¿Al hermano maya Gonzalo Guerrero?”.

No es hablando de perdones, ni de penachos, ni de piezas arqueológicas robadas que ahora están en Europa como vamos a resolver nuestros problemas actuales. Si queremos preservar la historia de nuestro país sería mejor apoyar la ciencia, las artes y la arqueología y no borrar los apoyos para obtener recursos con fines electorales. Las distracciones nos llevan a hablar de todo menos de lo importante, no hay que dejar de verlo porque tenemos muchos pendientes como país y no, uno no es el penacho de Moctezuma.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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