Opinión

¿Y si un día paramos el juicio al mundo?

Para leer con: «My Life», de ZHU, feat. Tame Impala

Uno puede sentirse agraviado de lo que sea.

Puede tener voz aguda la asistente que responde el call center en el que se reportan canales faltantes en la tele, o también se puede estar gestando una pandemia para la cual, cada quien tendrá sus cifras, su agenda y su historia. Pero en toda esfera donde haya alguien que parezca estar consciente, habrá una opinión. Y con ella, condimento.

La verdad es que no hay tal. Si uno pretende encontrar en la verdad, moldes para congraciarse consigo mismo, estará aplaudiendo una película creada por su mente y proyectada sobre la pantalla del mundo.

¿Le exiges al mundo lo que no puede dar?

¿Qué tan rígido es tu punto de vista?

¿Tus procesos mentales son inerciales?

¿Con qué estado mental te estás familiarizando en este momento?

¿Qué expectativas neuróticas proyectas sobre lo que te rodea?

¿Qué condición de vida estás propiciando?

Nada está perdido si se sabe que desde el principio estuvo perdido. No porque se nos fue entre las manos, sino porque no es nuestro. No hay nada qué atesorar con la bestia del aferramiento. No habrá un pedazo de agua del río que se tome dos veces ni esperanza del futuro que pretenda que sea una segunda parte del mejor pasado que se haya tenido. Y eso, es la noticia más liberadora.

Nacemos, crecemos y morimos. Esa es la trama narrativa de la puesta dramática de una trayectoria con un objetivo al que habría que satisfacer. Pero si te pido que escribieras con detalle de lo pensado en las últimas dos horas, ¿cuánto podrías escribir?

Somos un transporte colectivo de células y entes con energía propia sin poder establecer un propósito claro. Somos incapaces hasta de detectar la fase germinal de la pérdida de atención.

Si un día volteáramos la atención sobre sí misma y desapareciera en nosotros la capacidad de enjuiciar y señalar a otros, probablemente la mente y el cuerpo estarían en sincronía, no solo por haber roto una tendencia poco cuestionada, sino por usar este momento para dejar de defender la autoimagen y sus designios inerciales.

Si un presidente, su círculo cercano, los que se encargan de hacer las leyes, así como quienes tendrían que complementarlas; si un vecino y sus hijos en redes sociales, así como todo lo que hay en medio del presidente y esta persona, no encuentran valor en canjear el prejuicio por la presencia mental, es responsabilidad de uno, encontrar genuino significado en ello.

Se trata de recordar que uno vive a propósito y con propósito, libre de inercias compulsivas. De tener mente en lugar de que la mente te tenga.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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