¿Puedo construir paz? por Josefina Vázquez Mota, Senadora de la República

Se puede construir la paz?, ¿Tengo el poder para construir paz?, ¿Será posible construir paz en medio de la normalización de la violencia, de una polarización y un odio que crece y se alienta?, ¿Es posible siquiera proponerlo cuando vivimos con miedo?

Creo firmemente que sí, porque para empezar la paz no es la ausencia de la guerra. La paz es consecuencia de condiciones indispensables como la educación, los derechos humanos, el nivel de desarrollo socioeconómico, la democracia, la comprensión, tolerancia, solidaridad, libertad de información y comunicación, la legalidad, entre otros.

Nosotros podemos y debemos hacer acciones poderosas a favor de la paz, empezando por nuestro metro cuadrado, justo el primer terreno para construir un ser humano capaz de gobernar sus instintos violentos y destructivos, capaz de enfrentar los conflictos con herramientas de paz y no con las de la violencia.

La pandemia ha desnudado como nunca la destrucción de la paz en miles y miles de hogares. Las agresiones contra mujeres, niñas, niños y adultos mayores crecieron sin precedente, reflejando que la paz desde hace mucho tiempo fue expulsada de estos infiernos que deberían ser hogares.

Por ello es que la paz empieza a construirse en lo más cercano, y con los más cercanos.

Como bien dice Cassiana Tardivo en ‘Los hijos de la habitación’: “estamos conectados con la realidad virtual pero desconectados de la realidad vital humana. Antes perdíamos a nuestros  hijos en los ríos, en los bosques, en los mares, hoy los perdemos dentro de su habitación. Este es el primer elemento para construir una cultura de paz, retomar a nuestras familias y comenzar de nuevo. Reconstruirlas para que exista entendimiento y no necedad. Para que haya comunicación y no aislamiento. Para que se dé el amor y no el odio, ni el abandono».

Si la resolución de conflictos en lo más cercano, llamese familia, vecinos, compañeros de trabajo, transporte público o privado, se normaliza con la violencia, seremos parte de quienes crecen el odio y la indiferencia por el dolor y los derechos de los otros.

En esta disyuntiva existen dos caminos: ser constructores o destructores de paz. Cada quien tiene el poder para decidir de que lado estar.

Para construir los incentivos adecuados para vivir con paz depende de muchos actores, instituciones, de un cambio cultural, del Estado de derecho, de una educación y formación cívica indispensables, reconociendo la aportación de ambos. De ahí que refuerzo mí convicción de que tenemos el poder, la responsabilidad y la oportunidad, para ser constructores de paz en nuestro círculo más cercano.

Es inadmisible exigir el derecho a vivir con paz, siendo promotores cotidianos de violencia.

Cada noche antes de dormir, habría que rendir cuentas sobre si ese día aportamos una mayor armonía, empatía, tolerancia, respeto y diálogo, o atizamos esa violencia que destruye y mata de muchas maneras.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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