La semana pasada el mundo estuvo atento a los resultados de la votación presidencial en Estados Unidos, unas elecciones históricas en muchos sentidos. La participación ciudadana ronda el 67%, la más alta en los últimos 120 años, solo detrás del 73.7% reportado en 1900. El voto anticipado ha sido determinante ya que antes del 3 de noviembre, más de 100 millones de electores ejercieron su derecho por esta vía, lo que en muchos sentidos hizo más complejo el conteo.
Si bien la victoria de Joe Biden no fue arrasadora como muchas encuestas lo suponían, el candidato demócrata se convirtió en el más votado de la historia estadounidense con más de 74.5 millones de votos, superando a Barack Obama que obtuvo casi 69.5 millones en 2008. Además, es la primera vez que en la Vicepresidencia estará a cargo una mujer de ascendencia afroamericana y sudasiática, con lo que Kamala Harris rompe el techo de cristal en ese país.
Tanto Biden como Harris tienen una prominente carrera política. Joe Biden se convirtió en senador a los 29 años y presidió la Comisión Judicial de la Cámara Alta de Estados Unidos; en 2008, fue designado compañero de fórmula de Barack Obama y se convirtió en Vicepresidente, cargo que ejerció de 2009 a 2017.
Kamala Harris es hija de Shyamala Harris, una investigadora de origen indio especializada en cáncer de mama y destacada activista de derechos civiles. En 2011 se convirtió en la primera mujer Fiscal General de California y en 2016 resultó electa Senadora con el 60% de los votos, cargo para el que prometió defender a los migrantes de las políticas racistas de Donald Trump.
Sin duda, estas elecciones federales marcarán un cambio de rumbo para la política interna de Estados Unidos, que además de tener el combate del coronavirus como prioridad también figuran el aumento al salario mínimo y evitar recortes a la seguridad social, así como respetar la autonomía de la Reserva Federal, un organismo autónomo fuertemente criticado por Trump.
En materia de medio ambiente, el demócrata plantea que la nación alcance el 100% de producción de energías limpias, reconoce el cambio climático como una amenaza y busca el regreso de su país al Acuerdo de Paris, un tratado internacional ambicioso que busca con acciones concretas reducir el calentamiento global.
A nivel mundial, Biden busca que Estados Unidos retome su liderazgo en el mundo restaurando los vínculos con otros países a través del fortalecimiento del multilateralismo, por lo que los foros internacionales contarán con un aliado para la búsqueda de soluciones comunes. Además, considera que la guerra comercial con China encabezada por Trump ha sido un verdadero desastre.
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En materia migratoria, el demócrata buscará revertir las políticas de separación de familias que considera una vergüenza nacional, propondría una reforma migratoria al Congreso que permita abrir el camino a la ciudadanía a los migrantes que durante años han vivido en la Unión Americana e impulsará que su país sea nuevamente un lugar seguro para los refugiados.
Sobre la relación bilateral con México, el presidente electo afirma que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es mucho mejor que el acuerdo de libre comercio anterior, pero que el déficit comercial con nuestro país sigue siendo importante. Si bien la interdependencia estructural derivada de la integración de ambas economías no cambiará, es necesario que el gobierno mexicano busque una relación que sea funcional, amistosa, de socios y que permita contener la hegemonía del vecino del norte. Particularmente cuando la cercanía entre López Obrador y Trump era evidente.
No quisiera omitir que Joe Biden no tendrá una tarea fácil, pues enfrentará un país altamente polarizado, casi irreconciliable, basta ver los resultados electorales, además de un adverso panorama por los preocupantes resultados de la gestión de la pandemia de COVID-19 por parte de Trump, la economía está severamente golpeada. El reto no será fácil ya que requerirá de habilidad política y mucha sensatez pero el cambio de rumbo del mundo es un hecho y vaya que le vendrá bien al planeta.
Al tiempo…
DETALLES. El presidente de México decidió no reconocer por ahora la victoria de Biden, incluso comparó lo ocurrido en EE.UU. con el “fraude” del 2006 en México. Esto habla de la nula visión de futuro y del tremendo error diplomático.