Respetar la soberanía de los países es un deber. De cualquier forma, con o sin postura del Presidente de México respecto a Biden, el proceso electoral de Estados Unidos ha seguido su marcha. Tan es así que los resultados son claros y evidentes.
Por supuesto que se esperaba una reacción diplomática de mayor apertura a su triunfo (también se hubiera esperado de Trump, finalmente es la elección de un mandatario), pero sin lugar a dudas tampoco ha sido un factor indispensable para seguir haciendo los vínculos comerciales y políticos que se tienen con el país vecino del norte.
Quizá en una actitud prudente, sea importante no dejar de tomar en cuenta que nuestro país no puede abrir frentes que abonen a la ya de por sí tensión política “natural” que hemos tenido por años de vecindad. Más bien el momento, una vez que Colegio Electoral ha ratificado el triunfo de Biden tras el largo proceso de elecciones, es darle continuidad a esa relación bilateral.
En ese sentido, aunque nuestro Presidente no ha sido claro respecto a su postura, también hay que considerar que no ha generado una pelea mediática, eso ya es un gran avance en un mandatario que últimamente acostumbra a eso de manera nacional. Bajo esa perspectiva, más allá de la felicitación no queda más que seguir atendiendo las necesidades de ese vínculo bilateral que por geográfica es y será inagotable.