Después de ceder a los caprichos de la Cuarta Transformación al abrir la discusión para una reforma en el Banco de México (Banxico), la mayoría en el Congreso de la Unión empujó la discusión para el próximo año.
Pero la verdad encierra un daño profundo que ya está hecho y que sigue la dinámica de capturar a los organismos autónomos de nuestro país.
Así de simple y evidente, porque el desprecio hacia instituciones con independencia administrativa y económica desde el comienzo de la actual administración se acentúa cada vez con mayor intensidad.
Tan sólo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha enfrentado fuertes recortes en su presupuesto, que alcanzaron 500 millones de pesos este año y que impidieron la realización de 14 encuestas. Y después de reprenderlo, Morena y sus aliados en el Senado de la República colocaron a Graciela Márquez Colín como pieza clave dentro de la Junta de Gobierno de la institución.
Una clara violación a la independencia del Inegi que deja ver las intenciones de la 4T al apretarla y luego controlarla, ya que la doctora Márquez hasta hace unas semanas formaba parte del gabinete presidencial como titular de la Secretaría de Economía y; ahora, ocupa un espacio privilegiado dentro de una organización que debiera estar alejada de la voluntad del Ejecutivo Federal.
También el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha sufrido terribles ajustes por presentar datos incomodos del actual gobierno, pues desde Palacio Nacional se indicó que la institución debía reducir 20 por ciento de las plazas de su estructura, eliminar puestos de todos los funcionarios que operan como directores e impedir la contratación de servicios externos.
Con estas directrices, más que impulsar políticas de austeridad, asfixia a la institución y paraliza su funcionamiento. Otro nombramiento que también vulneró la autonomía de las instituciones independientes fue la de Galia Borja como subgobernadora de Banxico. Un perfil que también formaba parte del actual gobierno hasta hace poco, ya que fue designada como Tesorera de la Federación desde noviembre de 2018 y dejó el cargo apenas la semana pasada.
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Estos atentados contra la libertad desde la 4T son una respuesta y un intento de concentración de poder que debilita las raíces de la democracia, pero en el caso del banco central mexicano mete incertidumbre en la confianza de inversionistas nacionales e internacionales.
La reforma que pusieron sobre la mesa los legisladores de Morena en el Banco de México ataca su autonomía, dado que la institución levantó la voz contra la ley y fue ignorada. Y recordemos que los temas discutidos tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado entraban dentro de su jurisdicción y la mayoría legislativa tenía la obligación de tomarla en cuenta desde el inicio de la discusión.
Dejemos en claro que la reforma ya fue aprobada en el Senado de la República, donde la oposición encabezada por Acción Nacional advirtió cada uno de los puntos señalados anteriormente.
Actos como los presentados contra el Inegi, Coneval, Banxico y el Instituto Nacional Electoral (INE), donde por tercer año consecutivo se recortó su presupuesto, son ataques flagrantes contra la democracia, que invaden espacios que no están asignados para el Ejecutivo Federal o para la mayoría de Morena en el Congreso de la Unión.
Ahora más que nunca las figuras de los organismos autónomos son vitales para asegurar espacios tan importantes como la economía, la medición de la pobreza y emisión de encuestas que nos permitan medir el desarrollo de nuestro país.
No es tiempo para incondicionales a la 4T. Es momento para las voces discordantes que siempre alimentan el crisol de opiniones de nuestro amado México y frenar los ataques a la libertad.