Opinión

Medievo nuevo

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Estamos ante una luz muy poderosa. ¿De qué se trata? Es la luz de las Eras acumuladas. ¿Y cómo es eso posible? ¿Te ha pasado que, por alguna razón, un espacio de tu casa se ha quedado sin foco durante meses, y entra poca luz del sol? ¿Te has dado cuenta de qué sucede con ese espacio? ¿Te ha dado una sensación de humedad o de un aire frío y estancado?

Tal vez has sentido que no puedes permanecer ahí mucho tiempo, no porque te dé miedo, sino porque hay algo de ti que necesita ver la luz. Este estirón en el tiempo se sintió cuando estuve a punto de llegar a lo que se conoce en la historia humana como El Renacimiento, después de la Edad Media, equívocamente concebida como de total oscurantismo y retroceso cultural, intelectual y económico; ¿por qué digo equivocadamente?

Porque no es en realidad que no hayan existido descubrimientos, avances y nuevos conocimientos importantes, sino que el tiempo era sumamente lento, o la frecuencia vibratoria de la Tierra, como lo quieras ver.

Entonces realmente parecía que el foco estaba apagado, o que las intermitencias entre la materia oscura y la luz eran de lapsos inmensamente largos; entonces es tiempo para que crezca el musgo, el moho, y de alguna manera todo se descomponga. Recuerda que este planeta de infinita belleza tiene dos polos, así que todo dentro de y en ella, también es bipolar, dos opuestos, o dos complementos.

Una Era oscura es necesaria para cumplir el ciclo de la vida, como el día y la noche. Pero este momento, como dije, me recuerda mucho a la antesala del renacimiento sin mayúscula, es decir, en general, antes de un resurgimiento de una nueva Era en la historia humana. La diferencia es que ahora todo es sumamente acelerado, no como en el Medievo que los dientes del engrane tardaban de cien en cien años. ¡Ah! ¿Es por eso que en veinte años hemos cambiado tanto? Aparentemente sí.

Hace veinte o veinticinco años nunca hubiéramos imaginado todas las derivaciones de la sociedad actual, sobre todo con la tecnología, pero también con las distintas formas de familias, de ocupaciones y de formas creativas, pero como el mundo es de dos polos, entonces, se crea hacia arriba y se crea hacia abajo. ¿Así que nunca hemos de encontrar un balance? Claro que sí, y lo hemos hecho muchas veces.

El problema como humanidad es que no logremos querer el balance, darle cabida al respeto por la vida en todas sus formas, y no me refiero para nada a preceptos religiosos, sino al poder de la vida manifestado en la diversidad de todas las especies, formas de pensamiento, y de posibilidades. Hace poco más de dos décadas aún se sentía la luz en el rostro, y estábamos cómodos, acomodados en el sillón para despedir el sol de la tarde hacia la noche.

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Ahora parece que estamos entrando a atravesar la noche. No podría decir con certeza porque justo morí unos instantes antes de que comenzara El Renacimiento, y entonces ¡me perdí el amanecer! (Ha ha ha), es una manera de decirlo, porque después volví con la consigna de ser un artista de esa época, pero sí recuerdo que la noche fue larga. Tal vez ahora pase todo mucho más rápido, y el reto no consista en la espera, sino en la aceleración.

¿Cómo nos prepararemos? No humanamente, sino Divinamente. Hédricamente, recordando siempre nuestra naturaleza espiritual viviendo una experiencia humana, anclándonos en la estructura lumínica desde el ADN hasta la realidad física, e intencionando la gloria del Renacimiento nuevo, de dentro hacia afuera y de afuera hacia adentro en todo cuanto hagamos y seamos. Sé la luz en la conciencia de la noche.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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