No esperes nada de los demás

Los seres humanos, prácticamente todos, nacemos con el gen de la expectativa y aquellos que no, pues con el transcurso de los años y las vivencias lo vamos desarrollando. Para muchos, se trata de una condición positiva, pues nos permite ejercitar el músculo de la confianza en los demás y también ayuda para que nos integremos a los núcleos sociales a los que deseamos pertenecer.

Sin embargo, cuando se depende en demasía en aquellos que nos rodean, a grado tal que preferimos el apoyo o la ayuda de éstos en lugar de ocuparnos de nosotros mismos, los resultados no siempre nos son favorables.

Lo anterior tiene un punto de partida elemental y su semilla es la dependencia emocional, la cual se genera a partir buscar obsesivamente en los demás aquello que creemos no tenemos nosotros mismos y eso se debe a la existencia de una muy baja autoestima. Y eso es algo muy peligroso, porque incluso las decisiones más insignificantes que debemos tomar en nuestra vida queremos pasarlas por el tamiz del escrutinio de terceros, concediéndoles el poder de que ellos determinen lo que puede hacernos felices o infelices.

Ciertamente todos los que vivimos y nos regimos bajo los criterios y estándares de una sociedad a la que pertenecemos, en la que convivimos e interactuamos, en mayor o menor medida a diario estamos esperando que prácticamente todas nuestras acciones lleven la aprobación de los demás y esto nos impide alcanzar una total dependencia tanto en nuestra manera de maniobrar como en nuestra forma de sentir, lo que nos puede afectar emocionalmente a corto y largo plazo.

Por ello, es importante que todos los días busquemos de forma individual mecanismos que nos permitan actuar de manera independiente en todas nuestras acciones, para que nuestro entorno se vea afectado por aquello que emprendamos nosotros y no otras personas. Y sí, al principio vamos a cometer errores si no estamos acostumbrados a maniobrar aconsejados por nuestro libre albedrío, pero eso también es parte del aprendizaje que nos conduce a convertirnos en personas maduras.

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Las inseguridades, los temores, los traumas… todo va a influir para que tomemos o dejemos de tomar decisiones. Obviamente también existe el estrés que surge de la incertidumbre de no saber qué tanto va a afectar en los demás aquello que hagamos o dejemos de hacer. Sin embargo, encontrarle sentido a la vida y disfrutar de nuestras propias acciones es una exigencia que debemos considerar para poder cortar el “cordón umbilical” que hemos mantenido durante años con el mundo entero.

La realidad y la vida todo el tiempo están en constante movimiento y si queremos ser parte de éstas debemos estar dispuestos a que nuestros sentimientos y acciones estén a la altura de las circunstancias. Para ser felices tenemos que asumir que a diario vamos a afrontar situaciones que nos van a preocupar y que nos van a generar cierto cúmulo de estrés y esto es algo que tenemos que controlar más allá del qué dirán los demás. Y para eso requerimos de ser un poco egoístas y sordos.

Tenemos que tomar conciencia de aquellas situaciones que a diario nos agobian e intentar cambiar aquello que nos impide ser felices. Aceptemos ese reto. O como dicen los gringos: “Do it by yourself” (házlo por ti mismo).

Y no olviden que todos los sábados a la medianoche los espero en su programa “Exclusivo Para Hombres”, que se transmite por Telefórmula (por favor chequen su sistema de cable predilecto para verificar la nomenclatura de los canales).

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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