Soy vecino de este mundo por un rato, y hoy coincide que también tú estás aquí, coincidencias tan extrañas de la vida, tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y coincidir… Si la vida se sostiene por instantes y un instante es el momento de existir, si tu vida es otro instante… no comprendo tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y coincidir.
¡Ay! Esta maravillosa letra del poeta mexicano Alberto Escobar, me sigue haciendo vibrar como la primera vez que la escuché en una canción. Hoy más que nunca, el instante tras instante que es el momento de existir, es como disfrutar de un suculento panqué, saboreándolo bocado a bocado, y también el increíble #EfectoPositivo de coincidir con quienes tenemos en esta vida.
Y sí, reflexiónelo un poco: imagínese la inmensidad del espacio, del Universo, o de aquello que, como dice el Maestro Drunvalo Melchisedek, no tiene principio y no tiene fin; imagínese todos los tiempos de la historia, las Eras, el pasado y el futuro en una inmensa esfera que tiene un punto de luz en el presente que estamos viviendo aquí y ahora; ¡imagínese todo lo que debió haberse necesitado para que coincidiéramos en este espacio-tiempo…!
La célula de su padre y de su madre atraídas magnéticamente para formarle a usted, y, hacia atrás, las células de sus dos pares de abuelos, y así hasta donde se pierde la imagen y se convierte en un cielo de estrellas.
Con esto le pido que recuerde siempre algo: aunque pesada se sienta la realidad en estos tiempos, aunque cueste trabajo abrir los ojos para despertar, aunque le pese el alma, aunque sienta aún abiertas las heridas de su corazón, aunque le cueste soñar, aunque tenga poca esperanza en el futuro, aunque sienta cansado el cuerpo, aunque extrañe algo o a alguien hasta rabiar……. por favor recuerde que al final de todo, poder coincidir, es el regalo de una obra maestra.
¿Qué recuerda más de cada uno de sus seres amados? estén o no en este plano. ¿Tal vez el tono exacto de sus ojos, de su voz, o su peculiar olor; alguna seña única, las arrugas de sus manos, la manera en la que le miraba, o le abrazaba, el apasionamiento de sus pláticas, o de sus desacuerdos, o la forma en la que le amó?
Pero en suma, la intensidad de una experiencia única, completa e irrepetible, de la que sólo es posible sentir gratitud, porque jamás será igual. Imagínese toda la orquestación de un universo que es capaz de sostener un sol, y una Tierra, y su propio corazón latiendo, para que usted, y yo, y todos, en un síncrono destino pudiéramos encontrarnos.
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Imagínese también que el ciclo es infinito, y que en cada vida se nos es permitido coincidir para entrelazar con nuestros hilos de amor una puntada más del tejido del cosmos. Imagínese que somos nosotros los que estamos tejiendo el siguiente cielo de nuestros caminos, puesto que como dice el físico Rupert Sheldrake, el universo no está en un estado estable; hay un principio creativo en curso que está impulsando las cosas hacia adelante.
¿Cuánta belleza, cuánta alegría, cuánta creatividad, cuánto colorido, cuánto amor, le pondría a la hechura del cosmos? Gracias a usted, a cada uno y una de ustedes, a mi amado público -el mejor del mundo-, por coincidir aquí, entre tantos mundos, tantos siglos, y tanto espacio… ¡Infinitas gracias!