En la última semana el presidente ha dejado claro una vez más su disgusto por las instituciones autónomas. En esta ocasión, el Instituto Nacional Electoral (INE) se encuentra bajo asedio por parte del inquilino de Palacio Nacional y es que contrario a lo establecido en la Constitución, López Obrador es incapaz de respetar la división de poderes y los contrapesos diseñados para limitar los excesos de los gobernantes.
Al INE lo critica de ‘excesivamente caro’ e imparcial. No obstante, es esta misma institución la que posibilitó su triunfo en 2018 y cuyo recursos se implementan en establecer casillas y asegurarse que cada elección cumpla con los requerimientos necesarios para hacer de México una nación democrática. Sus obligaciones vienen de la Carta Magna y el INE no está para cumplir caprichos del presidente en turno.
El tabasqueño critica con fuerza las instituciones autónomas porque, al ser independientes están fuera de su control y de esta manera regulan el actuar político.
En el caso de INE las normas establecidas y su vigilancia impiden atropellos electorales por parte del Ejecutivo, que con toda la fuerza del Estado pretende intimidar o presionar a distintos grupos a su favor e imponer su voluntad en todo el país. Sin embargo, López Obrador insiste en actuar como si su voluntad fuera ley y sus deseos obligaciones para todos los mexicanos, es decir, no soporta vivir en un país dónde existe la libertad de expresión y las críticas a su persona. Estas le incomodan y pretende acabar con ellas.
El INE como institución, asegura la posibilidad de alternancia y el traspaso pacífico del poder en todos los niveles de gobierno. Además, permite que existan elecciones limpias y justas en todo el territorio nacional. Impide que la autoridad federal se imponga sobre el resto y al ser un juez imparcial establece lineamientos claros sobre las acciones que están permitidas y las que no, durante el periodo electoral y es el protector de la democracia en nuestro país.
La realidad es que a pesar de los grandes fracasos del gobierno y la absoluta negligencia en el manejo de la pandemia. Además, su deseo interminable por darle atribuciones al ejército que no le corresponden como la construcción de refinerías, aeropuertos, control sobre aduanas, puertos y ahora el tren maya, demuestran su obsesión por controlar el país por medio de la fuerza y saltarse las normas e instituciones que protegen al ciudadano.
En la historia de nuestro país, la construcción de instituciones democráticas han sido logros de décadas de lucha y resistencia pero también de acuerdos para consolidar un país democrático. Es por esto que no podemos permitir un retroceso y debemos continuar exigiendo que se respete la ley, la Constitución y sobre todo los derechos de los ciudadanos.
El presidente debe de cumplir con sus obligaciones en vez de estar preocupado en quien está con él y quien no, parte de la democracia es también el desacuerdo productivo y la gestión de problemas a través de elecciones legítimas, es por esto que es responsabilidad de todos los mexicanos salir a votar e impedir que México caiga en autoritarismos y arbitrariedades. Atravesamos un punto de inflexión en dónde no podemos equivocarnos y es el momento de cuidar el país que tantos años ha costado construir. Arrancaron las campañas y están en juego más de 20 mil cargos de elección popular. Depende de todos la destrucción o no de la democracia. Al tiempo…