Las antiguas civilizaciones de la Tierra dejaron en sus vestigios inscripciones y registros de un conocimiento que refleja la unidad de la vida y los principios de esta como un todo inseparable. Los libros sagrados de las religiones, por medio de distintas formas de pensamiento y lenguaje, también describen estos conceptos sobre las reglas del juego de la vida, por llamarles de alguna manera.
Actualmente, la ciencia está acercándose cada vez más a demostrar que todo está unido, y que ¡vivimos en un universo holográfico! Es decir que, si pudiéramos cortar un pequeño pedazo de la materia, este contendría todo lo necesario para volver a crear aquello de lo que fue separado.
Con base en esto es que logran comenzar a verse las explicaciones para los presentimientos, las premoniciones, las veces que sentimos “esto me late o no me late”, o el rechazo o atracción sin explicación que sentimos por gente que nunca hemos visto antes; e incluso el poder de las oraciones, de las buenas intenciones, de las buenas o malas vibras que enviamos a algo o a alguien, ¡y que son totalmente reales!
De la misma manera, concebir un planeta unificado, nos lleva a darnos cuenta de que todo cuanto le hacemos a la Tierra, nos afecta. Le invito a hacer un ejercicio de cambio de punto de vista, al menos por unos minutos, y pasar del cerebro izquierdo al cerebro derecho, es decir, de la estructura lógica y la ilusión de la separación, a la conciencia de unidad.
Una manera muy fácil de hacer esto es a través de las personas con las que tenemos un conflicto, pues son las que nos representan más retos. En lugar de ver a esa persona fuera de usted, imagine ver que es parte de una realidad que usted creó en algún nivel del que no se acuerda; note la diferencia de emociones al creer que la otra persona le es completamente ajena, y cuando juega a imaginar que es una simple extensión de usted, que por algo está y que le está reflejando algo que usted tiene que aprender.
A lo mejor su ira comienza a suavizarse y a convertirse en otra cosa menos nociva. Tal vez pueda llegar a sentir agradecimiento o, mejor aún, compasión por alguien que juega un papel tan chocante. Puede ser que también logre ver que se parecen mucho, y que hay algo que usted no acepta de sí mismo o misma, que está viendo en la otra persona.
Una máxima de las leyes universales afirma que “como es adentro es afuera, como es arriba es abajo”; ¿a qué cree que se refiera esto? Suena muy similar a las recientes teorías sobre el campo unificado, la resonancia mórfica, o la memoria colectiva de la naturaleza, que sencillamente están poniendo datos comprobables a aquello que los místicos de todos los tiempos han sabido y expresado.
Hoy más que antes, y por todos los retos que como humanidad tenemos en las manos, viene al caso y sería de mucha utilidad, comenzar a darle crédito a creer que todo cuando hacemos, desde nuestro entorno inmediato hasta lo más impersonal, afecta a toda la realidad. No perdemos nada, y sí podemos ganar mucho tan sólo con el simple acto de ser más responsables de aquello que nos ocurre y de lo que hacemos ocurrir en la vida de los demás.