Recuerdo a mi abuela comentándome:
“Yo solo podía elegir entre unas cuantas actividades, si quería moverme en el mundo profesional”.
También recuerdo las palabras de mi madre diciéndome:
“Yo estudié lo que mis padres me permitieron, NO lo que yo quería”.
Desde entonces aplicaba aquel dicho, “la mujer como la escopeta, cargada y atrás de la puerta”, o bien, “mujer de cabellera larga e ideas cortas”. Bajo esa forma de pensar llegó mi generación, en dónde lo más importante era ser bonita y como un halago muy especial, se decía “también es inteligente”.
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Y llegó otra generación, creciendo con frases como: “el que nace pa’ maceta, no sale del corredor”, “el hombre llega hasta donde la mujer lo permite”, “si algo quiere, que le cueste”, o “de tal palo, tal astilla”, como diciendo que así es y no va a cambiar porque así ha sido desde siempre. Bajo esta serie de ideas y “anclas” crecimos hombres y mujeres que hoy estamos luchando por una identidad que nos ha sido robada.
¿Quién eres en realidad?
Si miras a tus orígenes, ¿encontrarías una respuesta satisfactoria?
Si cierras tus ojos y te visualizas en el futuro, corres el riesgo de encontrar el resultado, pero no te dirá quién eres en realidad.
Las presuposiciones de la Programación Neurolingüística (PNL), podrían brindarte una opción de por dónde iniciar ese camino en el autoconocimiento y desarrollo personal:
1. Volviendo a hacer contacto con tu ser interior, como Pinocho y Pepe Grillo; principio de “el mapa interior es el único”.
2. Identificando aquello que te mueve, que te genera una emoción y una ilusión. Solo así el valor de tu persona empezará a resurgir, dejando atrás los egos de… “¿siendo araña me vas a enseñar a tejer?”; principio de “todo el mundo posee la fuerza que necesita”.
3. Cada aventura de prueba y error que emprendas, será una ganancia personal en experiencia, habilidades, destrezas, cuidado y protección; principio de “no existen los fracasos, sino las oportunidades”.
Estos tiempos nos invitan a abrir nuestros corazones, y a decir un SÍ al amor, a dejar de mirarme a mí, para aprender a mirarme en el otro. Vivimos tiempos que nos invitan a ir al encuentro y a hacer honorable el “dime con quien andas y te diré quién eres”.
¡Saca al héroe que llevas dentro!
Hazlo con actos cotidianos en tu vida familiar y en tu propia comunidad, en donde la comprensión, la compañía, la empatía, la mansedumbre estén al servicio de la inteligencia y de la voluntad, y éstas a la entrega del acto más elevado que pueda tener un ser humano por otro (tú sabes cuál es).
Rompe las cadenas con actos de amor. Encontrarás quién eres en realidad.
¡Construye hoy tu nuevo ser!
Consultorio c7 Salud Mental
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