Opinión

¿Comunicación= Lenguaje?

Por Norma Leticia Magaña Rodríguez

Foto: Natalia Hinojosa

Hablar de comunicar, involucra senderos diversos: ¿palabras, tono, intensidad, modulación de voz, mensaje, destinatario…?

La expresión diaria, a veces conlleva descalificativos de uso común, torpe, flojo, tonto… o etiquetas como depresivo, obsesivo, ansioso… que se repiten día a día y se “guardan” en la mente, hasta que se normalizan y acaban siendo carta de presentación.

Por ejemplo: “Soy muy torpe para el baile, tengo 2 pies izquierdos”, descalifica, “a veces se me dificulta el baile”, abre posibilidades. “Soy depresivo”, me etiqueta, “a veces me acompaña la depresión”, no. La percepción personal, del círculo familiar y social cambia, es una observación que requiere atención constante, sin embargo, el resultado es sorprendente. La amable percepción de sí mismo, es como la piedra en el lago, también alcanza al entorno familiar y social.

Las palabras no son inocentes, mi entendimiento del mundo y la manera en que lo verbalizo, está sesgado por la experiencia e historia personal, traen cargas emocionales, familiares, sociales, tienen que ver con el contexto, lo vivido, con el significado que tienen algunos conceptos para cada persona, familia o grupo social; las elegimos para describir, definir, calificar… consultantes, experiencias, realidades… nos mueven, nos tocan, nos transportan…

Todo cuenta: cuidar el lenguaje en todo momento, no sólo al hablar de o con otros, de mí y conmigo, es mostrar respeto al otro y también de manera personal. Incide tono, lenguaje corporal y hasta silencios, que “dicen más que mil palabras”.

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Estar atenta a la expresión verbal, escrita o corporal, es un ejercicio diario, con logros variables, que requiere paciencia y perseverancia. Procura escuchar tu voz e intensidad, (también comunica y depende de la emoción, al igual que el susurro amenazador) al acompañar, expresar o emitir comentarios respecto a un evento que genera ira, dolor, miedo… no hablo de reprimir emociones o sentimientos, sino de expresarlos sin dañarme o dañar personas, animales u objetos.

El trabajo en psicoterapia es dialogar y trabajar conjuntamente en verbalizar, expresar, todo lo que distrae de vivir armoniosamente, vaciarse emocionalmente, sacar rabia, ira, dolor, enojo, expectativas, alegrías, desencuentros… es dialogar en conversaciones cruzadas de dos expertos: el consultante en su experiencia de vida, el terapeuta en el área del proceso de producción del dialogo.

Ahí, analizan eventos, desmenuzan emociones, ensayan palabras, empiezan a construir el andamiaje de una nueva narrativa o historia, encuentran sentidos y nuevos significados a lo vivido, se aprehende el uso del lenguaje cordial y significativo para generar una nueva narrativa.

Es posible moverse del “por qué a mí”, que victimiza, para llegar a un “para qué”, que sitúa a la persona en un lugar de responsabilidad, donde cabe la posibilidad de elegir tomar la lección de lo vivido y seguir adelante. Hilar fino las palabras lo posibilita…

“Las palabras nos ayudan a saber cómo seguir viviendo” Wittgenstein.

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