Opinión

¡Ya nació …!

Por: GTM

¡Ya nació, es un niño!… Escuché el mensaje en ese momento de confusión entre alegría, preocupación y espera.

Entonces me di cuenta de que en mi vida algo se transformaba, que yo también había esperado 9 meses como abuela para ahora conocerlo, y había llegado el momento.

La experiencia de ser abuela es diferente a cualquier otra de la vida. Entramos a la sala de parto, donde estaban la mamá y el bebé ya limpio y con un pañal; felicitamos a la mamá y la enfermera me dijo: puede cargar al bebé 5 minutos, porque luego lo pondremos junto a su mamá el resto del día.

¡Qué emoción! ¡Cuánto amor que me desborda, qué diferente a mis amores conocidos! ¡Qué responsabilidad tan grande!

Entregué el bebé a la enfermera, salí del cuarto y pensé: ¿responsabilidad? ¿cuál es mi responsabilidad con mi nieto? Él tiene padres que lo cuidarán, lo atenderán, lo educarán y entregarán su vida para hacer de él una persona de bien. Entonces…

Comprendí que lo que me toca es dar ese amor que estoy sintiendo, acompañar, transmitir tradiciones, ofrecer experiencias, también consentir un poco (o no tan poco).

Pero ¿qué pasa con los abuelos que les toca cuidar a los nietos porque ambos padres trabajan para poder sacar adelante a su familia o para seguir con su proyecto de vida? ¿qué sucede cuando cuidan a sus nietos pero los padres son los que tienen la responsabilidad de educar y la autoridad para hacerlo? ¿qué sucede cuando tenemos diferentes ideas sobre el cuidado de los hijos o nietos y tenemos que hacerlo juntos?

Lo que me ha tocado observar en varias ocasiones es que los abuelos que cuidan a sus nietos pueden vivir una gran variedad de situaciones que van desde el agradecimiento de los padres por la ayuda que están recibiendo hasta el reclamo constante por la manera en que deciden cuidar a sus nietos. ¿Cómo solucionar esas situaciones de conflicto o por lo menos mejorarlas?

La repuesta para mí es comunicación y límites. ¿qué significa esto? ¿cómo se hace?

Aunque no hay recetas, la comunicación es que desde el momento que me pidan que cuide a mis nietos, hablaremos de lo que esperamos ambas partes (padres y abuelos) de esa situación, es decir, aclarar temas como: horarios, alimentos, correcciones, rutinas, etc. de modo que ambas partes quedemos de acuerdo.

Límites: el hablar de ellos nos permite delimitar las situaciones, establecer armonía entre lo que se quiere se debe y se puede, reforzar la relación, consistencia, seguridad, etc. El no poner límites hace frágil las relaciones. Estos límites funcionan mejor si son claros, comunicados, sin manipular, si se cumplen sin atropellar, si pueden revisarse y hablarse cada vez que sea necesario, si permiten cuidar la relación más que incidir en cada evento, etc.

Esta comunicación y establecimiento de límites, permitirá una convivencia sana, rica, que todos disfrutemos y que permita un mejor desarrollo de nuestros nietos.

Recuerden: No hay relación sana sin límites.

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