Como parte de uno de los Poderes de la Unión, debemos alejarnos de cualquier juicio de valor sobre culpabilidad o no del Gobernador en funciones. De la misma manera, no podemos centrarnos únicamente en la materia electoral cuando de fondo se encuentra le legalidad de la gobernabilidad en un Estado que, como otros, pasa por una crisis de seguridad que tiene como principal afectada a la ciudadanía.
Todas las acusaciones que se hagan y que tengan una implicación penal deben estar bien sustentadas, sobretodo cuando se trata de este nivel de funcionarios públicos que fueron elegidos por el voto popular. Sin presiones externas no errores internos, el deslinde de responsabilidades debe tener como objetivo esclarecer los hechos teniendo como destinatarios, principalmente a las y los tamaulipecos.
Este caso, además ha sido seriamente estudiado por el Poder Judicial de la Federación a través de la Suprema Corte de Justicia, quien en un estudio técnico ha emitido una recomendación respecto la privación de la libertad del Gobernador. Esa decisión tomada de forma colegiada debe ser una guía para los demás actores que intervienen en la investigación, sobretodo para dar un mensaje de seguridad jurídica para todo el país y para demostrar que, en caso de haber pruebas suficientes, existe una aplicación estricta de la ley.
Las y los ciudadanos de Tamaulipas tomaron una decisión popular que apuntaba a ese Gobernador, por lo que, para relevarlo de sus funciones, hoy más que nunca la Fiscalía General de la República debe demostrar, como hasta ahora, su autonomía para que de forma técnica y científica analice las pruebas que culminen en el resultado legal y sustentado.
No podemos permitir que una situación como esta brinque al escenario electoral porque son cosas distintas. La decisión de la gente en las urnas será precedida por propuestas de valor, por candidatas y candidatos serios y no por lo que la justicia decida respecto de una sola persona. Este tema, sea como sea, debemos mantenerlo aparte de la decisión soberana de la ciudadanía.