Los grandes triunfadores del proceso electoral del pasado 6 de junio, son sin duda, la ciudadanía y el Instituto Nacional Electoral (INE).
Nadie imaginaba que la participación ciudadana en unas elecciones intermedias sería histórica, 52% del electorado salió a votar, y ¿qué significa eso?, que la ciudadanía quieren un México mejor.
Datos del INE reportan que ha sido la más alta participación ciudadana para elecciones intermedias, en las presidenciales la participación es de alrededor del 60%.
En comparación con la participación en intermedias del 2015 con un 47%, y en 2009 con un 44%, muestran que en 2021 la ciudadanía salió a votar.
Por eso creo que los grandes triunfadores fueron los ciudadanos, quienes con su voto han expresado su desencanto, pero también su exigencia por un futuro mejor.
La histórica participación ciudadana nos obliga a la clase política a construir un México más equitativo, plural, equilibrado, justo y con Estado de derecho.
El voto del 52% del electorado nos habla de una sociedad más informada, más presente y más interesada en sus gobernantes, pero también, en su urgencia por tener un país en donde la salud, el empleo y la seguridad sean una realidad y no una pantomima.
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Las derrotas electorales y que el otro 50% del electorado no haya acudido a las urnas, son síntomas del descontento social y de que aún queda mucho por hacer.
Las estimaciones del INE muestran que la integración de la Cámara de Diputados será más plural, equilibrada y sin mayorías absolutas, lo que quiere decir que el partido gobernante tendrá que empezar por escuchar y dialogar con quienes piensan diferente si se quiere realmente transformar el país.
El otro gran triunfador es el INE, quien pese al clima de crispación, de violencia y de la pandemia por Covid-19, logró organizar y llevar a cabo un proceso electoral ejemplar.
Las y los consejeros dieron muestra de la autonomía de la que goza el Instituto y de la eficacia con la que se desenvuelve, señales que no solo dan certezas al electorado, sino que mata el imaginario de un «fraude electoral».
Habrá quienes por no aceptar sus derrotas digan o culpen a sus adversarios o, sustenten que fue por campañas de desprestigio en su contra, sin querer entender que la vapuleada en las urnas es una lección más ciudadana que partidista.
El pasado domingo millones de ciudadanas y ciudadanos hablamos en las urnas dejando un país y una Ciudad de México con una geografía política más plural que a la de hace tres años.
Somos nosotros las y los ciudadanos los que pintamos al país de diversos colores porque creemos en la diversidad de pensamiento, ideología y opinión, pero sobre todo, porque creemos en la democracia.