Opinión

¿Qué nos trae la enfermedad?

Foto: Ángel Hernández | Cuartoscuro

Este episodio de la humanidad en donde tenemos que enfrentar una enfermedad emergente, masiva, y hasta cierto punto violenta por lo agresiva e intempestiva que se presentó, puede considerarse como una terapia colectiva de shock, de la que sin duda alguna tenemos el deber de aprender. A decir del gran cabalista Joseph Michael Levry, no es sino hasta que ocurre un desastre, que las personas finalmente enfrentamos la verdad sobre nuestras vidas, y que en realidad pasa a ser secundario cuántas hierbas o medicamentos uses, pues nada puede ayudarte si no puedes curar tu mente y tu alma.

Y eso es lo que creo que viene a enseñarnos de manera individual y no se diga grupal, una enfermedad. A decir de muchos místicos y técnicas alternativas de curación que la medicina ortodoxa está reconociendo cada vez más, la enfermedad siempre tiene su origen en el subconsciente; es decir que existe algo en la parte de la conciencia que es la raíz de la enfermedad y que no logramos ver.

Desde esta óptica, la enfermedad no se considera una reacción espontánea, al azar, ilógica, incontrolada y adversa contra la integridad del organismo, sino que debe comprenderse como un desequilibrio global en las leyes biológicas de la naturaleza, cuyo inicio se activa ante acontecimientos inesperados e inmanejables, por eso es que la medicina holística se enfoca más en la prevención y la curación desde lo que originó la manifestación de la enfermedad.

Existen muchísimos caminos para curar al organismo, así como a la mente y al alma, incluida en primera instancia la medicina clínica, sin embargo, prácticamente todas las opciones coinciden en dos pasos fundamentales de la conciencia para comenzar a sanar desde dentro: el perdón, y el amor.

Cuando de todo corazón estamos dispuestos a comprender aquello que nos aconteció para poder perdonarlo, superamos la barrera de la falta de conciencia o la incapacidad en la que nos colocan algunas de nuestras creencias rígidas, o, dicho de otra forma, elevamos al alma a la altura de las circunstancias de lo que tenemos que aprender, y esto último es quizás la información más importante que uno puede obtener sobre sí mismo: aquello que venimos a aprender a esta vida.

PUBLICIDAD

Así que, si esto sucede a nivel personal, también ocurre a nivel social, por lo que la nueva enfermedad que causó la pandemia, así como muchas otras nuevas enfermedades, vienen con potentes mensajes para la humanidad por entero.

Por lo general las enfermedades nos obligan al reposo y a veces, como ha quedado clara evidencia, al aislamiento, pero es justamente para que hagamos un alto y así poder reflexionar: ¿hacia dónde nos dirigimos? ¿Estamos invitados a dar un salto evolutivo de la conciencia como especie o para qué ocurren este tipo de dramas humanos?

Si estamos tocando la polaridad negativa de nuestro devenir ¿es posible elevar nuestra conciencia para acceder a nuevas realidades y manifestar la unidad de la vida en el reino humano? Los instructivos han sido escritos desde hace eones y miles de años en la historia más reciente de la Tierra, no tenemos que inventar algo tan novedoso, pero parece ser que ha llegado un punto en el que, de manera personal y colectiva, es tiempo de verdaderamente llevar a cabo las enseñanzas.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

Tags

Lo Último