En las últimas semanas se ha dado noticia del regreso a clases de manera presencial para el siguiente ciclo escolar que comienza a finales del mes de agosto.
Al respecto, las Secretarías de Salud y Educación Pública del Gobierno Federal, publicaron una guía de orientación para la reapertura de las escuelas ante covid-19.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la decisión de regresar a un entorno educativo depende de cada persona y debe incluir la consideración de la tendencia de la enfermedad en la zona, así como las medidas que se estén aplicando en las escuelas para prevenir una mayor propagación.
Por su parte, el presidente de México, manifestó que es urgente el regreso a clases de manera presencial, considerando que “no hay nada que sustituya la escuela, y que si seguimos así el daño va a ser mayor”.
Considero que el regreso a clases de manera presencial a las escuelas de todos los niveles de educación (estudiantes, docentes, madres, padres y personal de apoyo), sin duda, implica riesgos de contagios, dado que en los últimos días, éstos han aumentado; sin embargo, es viable, siempre y cuando se lleven a cabo de manera estricta las medidas de mitigación de riesgo de contagios, incluyendo la provisión de información sobre protocolos y prácticas de higiene en el entorno escolar, en los términos de la guía citada.
Debemos tomar en cuenta que, según especialistas, está demostrado que un cierre prolongado de escuelas puede afectar negativamente a toda una generación en el corto, mediano y largo plazo, provocando pérdida de conocimientos y habilidades, teniendo consecuencias directas y negativas en el aprendizaje de la comunidad escolar.
De ahí que, por mandato constitucional las autoridades competentes, deben garantizarnos tanto el derecho de protección a la salud como el de educación.