Opinión

Abuelidad

Por Edna L. Bujanos Wolf

A mis Titos.

Yo tengo maravillosos recuerdos que viví junto a mis abuelos, aunque estuve más cerca de los maternos; sin duda, los paternos hicieron lo suyo para dejar en mí una huella llena de cariño.

Mis abuelos fueron y serán siempre una fuente de amor incondicional, piezas claves en mi estructura emocional , valoración y sentido de pertenencia.

La relación con los abuelos está coloreada de una magia especial. Son cuidadores, compañeros de juego, contadores de historias, transmisores de valores, brindan amor incondicional, son grandes cómplices y confidentes. Y todo esto le impregna un sello de originalidad insustituible a la relación .

En pleno siglo XXI podemos observar que la sociedad y la familia han cambiado aceleradamente y los abuelos han tenido una serie de transformaciones con respecto a generaciones pasadas.

Hoy debido al aumento de la calidad y esperanza de vida, al rechazo a envejecer, a la independencia tardía de los hijos, a la diversidad de la estructura familiar, a los cambios generacionales y de costumbres, entre otros, hacen que los abuelos adquieran un rol diferente dentro de la familia. Ya no se asemejan a la imagen tradicional del anciano bondadoso siempre dispuesto a ayudar.

Este rol no se elige, es un estatus que simplemente llega porque la decisión de cuando y como la toman los hijos.

El nacimiento de un nieto indudablemente transforma, no importa la edad ni la condición. Significa envejecer y rejuvenecer al mismo tiempo, provoca un placer que da vida, hace sentirse útil y estudios han comprobado que establecer un vínculo sano con los nietos da más sentido de vida, puede evitar la ansiedad y depresión ,fortalecen el sistema inmunológico y ayuda a mantener la mente activa.

La nueva vida da continuidad con el linaje familiar y los abuelos, a su vez ,suelen ser la mejor fuente de conexión de los nietos con sus raíces, lo cual es fundamental para fortalecer su sentido de pertenencia.

Fui testigo de como mis papás fueron tejiendo el lazo con cada uno de sus nietos y nietas con gran generosidad y aceptación creando una relación sin condiciones ni presiones. Y esto es gracias a que los abuelos no se sienten responsables por el futuro de los niños ni tienen las obligaciones inherentes a su crianza, los aceptan tal como son.

Sin embargo, no puedo dejar de mencionar que ésta relación puede traer conflictos cotidianos, que en ocasiones surgen entre los abuelos y los padres. Desacuerdos que tiene que ver con la educación, por celos mal comprendidos o porque algunos abuelos reprenden o dan consejos cuando nadie se los ha pedido. Éstas desavenencias no deben empañar los grandes beneficios que perduran a lo largo de la vida.

“El juguete más sencillo, aquel que hasta el niño más pequeño puede manejar, se llama abuelo” (Levenson).

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