Aún no eran las 3 de la mañana y Paola ya estaba lista para salir al Aeropuerto. Era la primera vez que viajaba en avión. Sentía miedo pero también emoción. Junto a cuatro de sus amigas volarían a Baja California Sur para presenciar el avistamiento de la ballena gris.
La aventura comenzó meses antes cuando, en su escuela, recibieron una plática de la Alianza WWF-Fundación TELMEX TELCEL sobre la importancia de proteger a esta especie.
Después las invitaron a participar en el concurso «Megaviajeras» que consistía en realizar una obra de arte sobre este cetáceo. Así, las 5 amigas decidieron emplear las vacaciones de verano para hacer una escultura con materiales reciclados que resultó ganadora.
El premio incluía un viaje para conocer a las ballenas. El día 4 de febrero. Las jóvenes recorrieron más de 2 mil kilómetros para llegar a su destino. Viajaron en avión, avioneta y camión hasta encontrar el sitio «Ramón» un campamento en el desierto, a un costado de la laguna de San Ignacio, donde cada año arriban las ballenas para aparearse y tener a sus crías.
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Apenas pudieron dejar las maletas cuando ya tenían que colocarse un chaleco salvavidas para comenzar la expedición. Sobre una panga, las estudiantes gritaban piropos: «¡Hermosa! ¡Bonita! ¡Cosa bien hecha!»; también hacían ruidos con la boca, incluso improvisaban canciones, con tal de que las ballenas salieran a flote. Y lo consiguieron.
«Nunca me imaginaba poderla ver así físicamente y pues se siente increíble», cuenta Ana Paola Campos, una de las ganadoras.
De regreso a la Ciudad de México, las 5 jóvenes del Colegio de Bachilleres No 1 de Querétaro cortaron el listón de la exposición «Megaviajeras» que permanecerá abierta al público hasta el 28 de febrero en el Museo Soumaya de Plaza Carso.