Generalmente prestamos más atención a las personas que han sido víctimas de acoso escolar o de violencia, porque los percibimos con ciertas dificultades en su seguridad personal, sin embargo, es muy importante también conocer qué pasa con los niños que agreden, porque detrás de un acto agresivo, hay muchos factores psicológicos que debemos de atender.
Cómo identificar si un niño intimida
Se debe de tomar en cuenta las posibles características del perfil del agresor para que, tanto padres como maestros, puedan actuar de manera conjunta, creando una red de apoyo entre la casa y escuela.
Los niños adquieren una conducta de hostigar por muchas posibles razones, entre ellas, se puede hablar de niños que sientan inseguridad por alguna cuestión académica, como bajas calificaciones o incluso por ser mayor que el resto de sus compañeros. Un foco rojo suele ser cuando su comportamiento en el aula es retador o con actitudes desafiantes a profesores y compañeros.
Otra posible característica puede verse traducida en un deseo de llamar la atención, bajo autocontrol, poca empatía y conductas agresivas, por lo que es posible que estos niños necesiten apoyo para controlar sus emociones y mejorar sus habilidades sociales.
“Es necesario fomentar actividades sociales en donde podamos ver cómo interactúa con los demás, y, si detectamos fallas, separarlo del grupo y ayudarlo a encontrar mejores formas de actuar”. Fernanda Gómez, psicóloga.
¿Cómo actuar?
Tanto padres y maestros deben de poner consecuencias y límites a dichas conductas, es importante tener claro por qué nuestro hijo o alumno se comporta de esa manera. En muchas ocasiones se les hace difícil manejar sentimientos fuertes, como el enojo, frustración o inseguridad. Se debe de tomar el hostigamiento con seriedad, enseñarles a ser empáticos, estar al tanto de la vida social de nuestros hijos, fomentar el respeto y, sobre todo, ser un buen ejemplo para ellos.
Si en casa observan conductas agresivas o de hostigamiento es probable que lo repitan en la escuela; recuerden que los niños aprenden y replican todo lo que ven en casa. Por lo que en familia debe de existir un canal de comunicación claro y cercano, en el que puedan sentir confianza para hablar de sus emociones.
“Como papás suele llegar a ser preocupante enterarse que su hijo es victimario, y tener dudas sobre cómo detener dichas conductas”. Daniela Díaz, pedagóga
Si en algún momento las conductas no cesan a pesar de la intervención en casa o escuela, sería conveniente acudir con un profesional, con el objetivo de que le proporcione las herramientas o estrategias necesarias a nuestro hijo para mejorar sus conductas disruptivas.
Recomendaciones
• Enseñarle que sus actos tienen consecuencias y repercuten en las demás personas
• Reflexionar acerca de sus acciones
• Apertura para que nuestros hijos nos compartan sus emociones
• No juzgarlos
• No reforzar conductas disruptivas
• Poner límites
• Reforzar autoestima
• Ser un ejemplo
• Buena comunicación basada en la confianza
• Motivarlos a reparar los daños causados, por ejemplo: pedir disculpas
• Acercarnos a la escuela para hacer un trabajo en equipo
DATO
Es importante actuar de inmediato, debido a que, si no se pone un alto, estas conductas agresivas pueden crecer, dando lugar a baja autoestima, ansiedad, pérdida de interés en los estudios, fracaso escolar, problemas en las relaciones sociales y familiares o algún trastorno de conducta.
7
de cada 10 niños en México sufren todos los días algún de tipo de acoso, según el estudio de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras.
85%
suceden en la escuela y de esos más del 80% de los actos de bullying no son reportados a los maestros.