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Así es el rafting en la Selva Lacandona, cuánto cuesta y lo que necesitas saber

Si eres principiante, éste es el mejor lugar para hacer rápidos, además te internarás en la selva y convivirás con los lacandones.

Somos aventureros y buscamos el lugar ideal para hacer rafting por primera vez, así que elegimos la Selva Lacandona para iniciarnos en este deporte. Empacamos las maletas y nos trasladamos a Palenque, Chiapas, de ahí a la comunidad de Lacanjá Chansayab, para ir al campamento lacandón Top Che, un centro ecoturístico donde no sólo realizaremos rápidos sino que tendremos la oportunidad de convivivir con los indígenas que resguardan el legado de sus antepasados mayas.

 

 

 

Al llegar nos recibe Enrique Chankin, quien junto con su mujer Lola y sus siete hijos coordinan los diversos tours en donde puedes realizar también senderismo y observación de flora y fauna. Estamos en el corazón de la Selva Lacandona así que de inmediato nos desconectamos por completo del estrés, de la Internet y de las preocupaciones para transportarnos a un sitio mágico alejado del bullicio de las grandes ciudades. Hemos cambiado el ruido del tráfico por el cantar de los pájaros y los aullidos de los monos saraguatos.

Mientras cenamos, aparece Jorge Chankin, quien será nuestro guía e instructor certificado en el rafting. Como todo buen anfitrión, nos hace una breve reseña del lugar donde estamos, es decir, la Reserva de la Biósfera Montes Azules, un sitio plagado de una gran diversidad de flora y fauna.

“La mayoría de los turistas que vienen a realizar este paseo son europeos”, comenta y nos platica cómo fue su experiencia al conocer la Ciudad de México gracias al grupo Jaguares, quien liderado en ese tiempo por su vocalista Saúl Hernández llegaron al Sureste de México para grabar el video Dime Jaguar y donde él alegremente participó. Su contacto con la ciudad del asfalto le sirvió para sentirse orgulloso de sus raíces y darse cuenta de los tesoros que encierra. “Hace años quería emigrar al norte, pero me di cuenta que aquí tengo todo para ser feliz, la naturaleza nos proporciona lo necesario para comer y gracias a los recorridos, sembramos esa semilla en las personas para hacerlos conscientes que si no cuidamos la selva y sigue la deforestación, podemos perderla en poco tiempo”, señala.

 

 

 

 

Al terminar la pequeña cena preparada con ingredientes locales, nos retiramos a lo que será nuestra estancia por dos noches: una pequeña cabaña acondicionada con lo más básico para que el viajero descanse y duerma.

A las siete de la mañana del día siguiente, desayunamos algo muy ligero y de inmediato partimos hacia el río.
Como primerizos en este deporte, estamos nerviosos, pero nuestro guía nos motiva diciendo que en esta temporada el río está  bajo, así que la intensidad será menor. “El  cambio climático –agrega– ya se deja sentir”.

Llegamos al lugar donde abordaremos las balsas, pero antes de subir nos ponemos el chaleco salvavidas y el casco, mientras Jorge nos da las instrucciones que debemos seguir estando en el agua.
“La seguridad es lo primordial –enfatiza– ustedes deben seguirme en todo momento. Cuando les diga: ‘¡alto!, paran de remar. Cuando  grite ‘¡abajo!’, tienen que prepararse para descender… si cae alguien al agua, realizaremos el rescate”, comenta.

Estamos listos para zarpar, pero antes de entrar de lleno al río, un breve ensayo para asimilar las instrucciones. El camino de descenso nos deja ver la exuberante vegetación de la selva. Jorge, quien se convierte rápidamente en nuestro amigo, nos enseña algunas de las plantas endémicas de la zona, observamos los colores de los árboles y todo el ecosistema que alberga.

 

 

 

 

La adrenalina comienza al descender por las pequeñas cascadas y a medida que avanzamos se convierten en caídas más altas, conforme vamos pasando cada una de ellas, nos damos cuenta que aunque no somos unos expertos, hemos aprendido a manejarnos en equipo, así que hacemos algunas paradas para nadar y refrescarnos en las cristalinas aguas de los manantiales, además, es momento para sacar nuestro celular de los botes que lo protegen y tomar algunas fotos del recuerdo.

El recorrido de más de dos horas no se siente y cuando menos imaginamos estamos en la recta final.

Desembarcamos y nuestros guías nos ofrecen un pequeño banquete con frutas y quesos de la región. Mientras comemos, ellos desmontan el equipo para retornar al campamento. Ya listos, ponen sobre sus espaldas las balsas ya dobladas de más de 40 kilos y caminamos por la selva por unos 15 minutos. En la carretera, una Van nos recoge para regresar al punto de partida.

En una actividad extrema, no sólo nos hemos divertido, sino también exploramos una parte de México que muchos desconocen: nos internamos en plena Selva Lacandona donde aprendimos a valorar toda esa belleza natural que ahora se encuentra amenazada por el hombre; pero la mejor experiencia fue compartir con este grupo étnico sus costumbres, así que nos llevamos a casa una lección de amor por la naturaleza que debemos compartir con el mundo.

 

El costo

  1. 850 pesos por persona cuesta aproximadamente la actividad del rafting en la Selva Lacandona.

 

Tips para el viajero

  1. VESTIMENTA. Lleva ropa cómoda y ligera, ya que si no estás acostumbrado al calor, podrías sofocarte. Tenis para los recorridos y unos zapatos para agua.
  2. CÁMARAS. Puedes llevar una cámara portátil y tu celular. En las balsas hay botes pequeños donde puedes meterlos y protegerlos del agua. Así sólo los sacarás en las paradas que hagan.
  3. LO QUE NO DEBES OLVIDAR. Un buen bloqueador para protegerte del sol. Una gorra o sombrero para cuando realizas las caminatas y, sobre todo, lo más importante un repelente para los moscos.

 

Para realizar el tour

  1. Puedes contactarlos en Facebook: Topche Centro Ecoturístico
  2. www.ecolodgetopche.com
  3. topche.centro.ecoturistico@gmail.com
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