Sobre una plancha de acero yace el cuerpo de un hombre. Nadie sabe cómo se llama ni dónde vive. De él sólo se conocen algunos detalles de su muerte. Un médico forense se acerca, toma su mano e imprime sus huellas dactilares, que serán la clave para que esta persona no vaya a parar a la fosa común.
El Instituto Nacional Electoral, la Procuraduría General de la República y la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia firmaron un convenio con el que ya es posible identificar a 9 de cada 10 cuerpos que ingresan en calidad de desconocidos a los servicios forenses del país.
Este nuevo protocolo consiste en tomar las huellas dactilares de los cadáveres que ingresan al Instituto de Ciencias Forenses y realizar un cruce de información con la base de datos del INE, la cual consta de 80 millones de huellas dactilares.
Con imágenes e información de Landybel Pérez, UNO TV.