El chile de árbol es más que un ícono de la cultura mexicana, es un elemento que da identidad a cientos de familias en el estado de Jalisco, que se reúnen en torno a su cultivo y a la elaboración de salsas, adobos y otros productos derivados de este picoso ingrediente.
Esta especie de chile seco es endémica de la región de Los Altos de Jalisco, especialmente del municipio de Yahualica, que le heredó su nombre y le dio fama en México y también en Estados Unidos.
Los habitantes del municipio producen de manera artesanal este ingrediente de la gastronomía mexicana desde hace más de un siglo, una tradición que es inculcada desde la niñez, dice a Efe Luis Antonio Plasencia, dueño de uno de los ranchos «chileros» en la comunidad de Manalisco.