La clase arranca con un toque de varita: las luces se encienden y comienza una sesión de alquimia donde los jugos, las hierbas, el alcohol y un caldero son los ingredientes de la nueva bebida estrella de Nueva York: la poción.
Desde hace unos meses, la Gran Manzana se ha convertido en el centro de la magia al más puro estilo de Harry Potter y a la obra de teatro del aprendiz de mago en Broadway, «El legado maldito», se le suman un par de locales que negocian con estos filtros «sobrenaturales» y que arrasan en la ciudad de los rascacielos.
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