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Marcelo Henrique exhibe la bandera brasileña en Copacabana. Pero de brasileño sólo es el diseño, lo demás, colores alemanes y el Deutschland en lugar de la leyenda Ordem e Progresso, en homenaje a la bandera de Alemania que los torcedores han adoptado como su equipo para la final ante Argentina.
“Con un amigo apostamos por hacer 8 mil banderas. Las vendía en 20 reales hasta ayer, pero hoy las bajé a $15 (6,7 dólares) para que se terminen. Las venderemos todas”, dice Marcelo, mientras vende un par de estandartes a dos transeúntes brasileñas. “Tengo descendencia alemana, pero también quiero que pierda Argentina“, me dice una de ellas antes de alejarse con su adquisición.
Marcelo espera reunir unos 120 mil reales (53 mil dólares) con su inversión. Una de las tantas que los pequeños negociantes locales hicieron para la Copa del Mundo. Él ha tenido más suerte que los vendedores de camisetas de Brasil, que por estos días ofrecen hasta a la mitad del precio inicial las réplicas de la tricota de Neymar.
Y aunque Alemania es favorita, los locales también tendrán por lo menos una alegría con la presencia de Argentina. La prefectura de Rio de Janeiro espera una inyección de $220 millones de reales (unos 99 millones de dólares) con la llegada de unos 100 mil “hermanos” a seguir la final en la ciudad.
En la galería de fotos podrán observar la forma en que los brasileños han sufrido en el Mundial.