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ENTREVISTA: “Tito” Villa, de la pobreza a la cumbre del futbol internacional

Emmanuel Villa reveló cómo fue que llegó a la cima del éxito

Tito dice que el argentino es muy similar al mexicano cuando se trata de ser apasionado. Por lo tanto, la motivación para tener el mejor desempeño, en realidad, es algo cultural: “Es lindo retribuirlo dentro y fuera de la cancha. Siempre esperan mucho de nosotros, más siendo extranjeros, que venimos a generar ilusiones en gente que siempre está deseosa de triunfo. Mi consigna es siempre darlo todo”.

Ahora que está en Gallos de Querétaro es más fácil distinguir esta cualidad de Villa que genera tal admiración: “Gallos es un proyecto que empezó hace tiempo y está tratando de crear una historia. En primera división todavía no tiene títulos, pero con la llegada de muchos buenos jugadores y excelentes cuerpos técnicos, el hecho de formar parte de este proyecto y que crean en uno para poder empezar a dar los primeros frutos a una institución como esta, me motivó mucho realmente”. Gracias a Villa, Gallos pudo escribir un poco de esta historia: “Pudimos llegar a una final, calificando a una copa internacional por primera vez en la historia del club. Son cosas muy lindas para el club y para la ciudad. Son hechos que nos motivan mucho”.

Para entender esta pasión por la entrega, hay que regresar un poco a los inicios de Villa: “La carrera del futbolista siempre es dura. Yo me fui de mi casa a los 15 o 16 años. Me fui solo a Buenos Aires, vivía en un cuartito de dos por dos. Tenía las monedas contadas para tomarme el autobús desde donde vivía hasta el lugar del entrenamiento”. Tito también contaba las monedas para poder comer: “En mi casa nunca me faltó el pan, pero tampoco nos sobró nada. Fueron dos o tres años hasta que pude llegar a la primera división”. 

Villa está hecho de esa humildad que te dan las carencias. Pero en lugar de frustrarse, Tito siempre vio lo bueno de lo malo: “A veces no había para comer, íbamos a una panadería que cerraba tarde y pedíamos las sobras del pan del día. Este tipo de cosas son las que te van haciendo fuerte, te van haciendo madurar”.

No fue nada fácil para un chico de 16 años, que sólo vivía para el futbol, estando lejos de su familia y de sus afectos. “Yo en ese momento empezaba a salir con mi novia que hoy día es mi señora. Son cosas que te van forjando. Villa dice que cuando consiguió el primer objetivo, que fue llegar y poder jugar en primera división, siempre pensó en todo lo que tuvo que pasar: “Cuando lo tienes, te aferras. Te das cuenta de que costó mucho”, reflexiona. “Mi abuelo, sin duda, ha sido una figura muy importante en mi vida. Me gustaba asemejarme a mi abuelo, desde muy niño. Era una persona muy humilde, muy correcta, muy trabajadora y siempre entregada en todo lo que hacía. Yo fui adoptando esos dones, esas maneras de ser. Se me fue hace muchos años, pero él estaba muy orgulloso de todo lo que yo había logrado. Eso me dio mucho gusto”.

El futbolista también tuvo otros ejemplos a seguir, de los que adquirió esta actitud hacia la vida y las personas: “Gabriel Omar Batistuta ha sido el mejor delantero de Argentina. Era entregado, las peleaba todas. Era un tipo muy profesional”.

Villa cree firmemente que, al pasar el tiempo y adquirir experiencia, es necesario predicar con el ejemplo: “De alguna manera uno tiene cierto liderazgo y eso se transmite por los ojos”. 

Tito rechaza cualquier esfuerzo que tenga como objetivo corregir mediante las palabras: “Es mucho más fácil que te vean dando siempre un buen ejemplo para así calmar las actitudes negativas de otros”.

Aunque sabe bien que cuando sus compañeros necesitan ayuda, las palabras son la mejor opción: “Si veo a alguien fastidiado o demasiado enojado, comprendo que antes de ser futbolistas somos personas. Tal vez tenga un problema en casa y por eso es bueno hablar. Lo principal es la persona, más allá del trabajo. Por eso, también trato de ayudar a algún compañero cuando lo necesita”. Sin duda, pensar de esa forma le ha valido el reconocimiento de quienes le rodean.

“Nosotros dependemos y vivimos de la gente”

Pero más allá de toda su generosidad y atenciones a los demás, Tito no se olvida de sí mismo: “Nunca he tenido ningún problema grave con la afición mexicana. Pero puede que haya alguien al que no le haya gustado algo. En Tigres tuve lesiones y no pude estar en mi mejor forma. Seguro que a muchos les disgustó que no jugara”. 

Él sabe que también es una persona con limitaciones: “Uno no está exento a padecer ese tipo de cosas. Entiendo que puede haber diferencias de opiniones, sé que estoy en un ambiente que se presta para muchas opiniones o periodismo amarillista. Uno está expuesto a esto”. En ese sentido, para Villa todo está en poseer templanza para seguir dando lo mejor de sí mismo: “Uno tiene que tener el equilibrio mental para no dejarse arrastrar por las diferencias de opinión”.

Al final, además de hablarnos de la pasión por ser entregado, también nos advierte de los peligros de estar siempre al pendiente de las opiniones: “Es muy fácil subirse la autoestima con lo que otros dicen sobre ti, pero también es muy fácil perderla”. 

La caída para los que viven atados a los juicios externos es inevitable. Pero la recompensa de solo hacer las cosas bien, por el simple hecho de hacerlo bien, es una reputación sólida.

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