Cuando se trata de Chivas, Alberto Guerra tiene autoridad para hablar. Fue el técnico rojiblanco durante una época exitosa, que alcanzó la cumbre con la obtención del título en la temporada 1986-1987, tras vencer en la final al Cruz Azul. Ahora, el ex entrenador del Rebaño Sagrado ve al equipo desde afuera y aplaude lo hecho hasta hoy por Matías Almeyda.
“Muy exitosa (la gestión del argentino) porque Almeyda llega en un momento bajo de Chivas. Llega en un momento donde el desánimo y el diseño era muy pobre, la opinión generalizada era que no había futbolistas mexicanos de donde se iba nutrir para conformar un buen elenco. Siendo un entrenador extranjero, tuvo mucha mayor visión que lo que el entorno tenía, fue paciente y tuvo el convencimiento para lograr estructurar un buen equipo y conseguir una cantidad de títulos significativa”, explicó Guerra.
Ahora mismo, existen rumores de que Almeyda podría salir del equipo si le desarman el plantel. Pero Alberto Guerra prefiere esperar para conocer el desenlace real de la historia. “Es especular. Así como enfrentó momentos bajo situaciones adversas, sin conocer el entorno y le atoró, también estaría en todo su derecho de decir que bajo este panorama se hace a un lado. Seguramente estará en él esa toma de decisión, pero es cosa de él”, sentenció.
Después el Campeonísimo Guadalajara, ninguna generación de Chivas había logrado tantos títulos como la que dirige Matías Almeyda. Pero Guerra pidió no comparar. “Yo digo que la historia nutre, no nos podemos olvidar de lo que hicieron aquellas figuras, aquellos grandes futbolistas. No los podemos olvidar porque ellos estructuraron la cimentación de este edificio, pero las épocas son distintas, los tiempos son diferentes, las circunstancias son otras. Los torneos están estructurados de otra manera, los diseños de los equipos y la manera como hay que prepararlos es distinto. A cada uno le tocó su modo y su forma y su tiempo para hacer las cosas”, sentenció.
Por último, dejó claro que a Matías Almeyda no le pueden desarmar el equipo para cargarle la responsabilidad sólo a jóvenes de fuerzas básicas. “Al 100 por ciento no, los refuerzos deben ser eso: refuerzos. Un refuerzo viene para darte una solución y el que viene de las básicas está comprometido porque siente ese espíritu de compromiso y de identidad con la institución. Pero eso a veces necesita tiempo de maduración, no todo el que es provocado a aparecer en el primer equipo da respuestas eficaces, a lo mejor pasa tiempo para consolidarse y ser el proyecto en el cual el entrenador confía”, concluyó Alberto Guerra.
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