Mariana Gómez del Campo, PAN
Los zoológicos son parte de nuestra historia, el tlatoani Moctezuma Xocoyotzin contaba con un lugar destinado a alojar a los animales exóticos traídos de regiones lejanas. Paulatinamente la concepción de zoológico se modificó de ser una mera casa de colección a un centro de estudio científico de animales.
Por más esfuerzos que se realicen, los zoológicos de ninguna manera sustituyen el hábitat de las especies, hay que tener presente que los animales en cautiverio se ven impedidos de realizar una serie de comportamientos que para ellos son innatos y vitales como correr, volar, escalar o acompañarse de otros de su especie.
Los expertos aseguran que aún bajo las mejores condiciones es imposible duplicar o acercarse al hábitat natural en que viven los animales. Lo anterior se apoya con los datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente que informan que gran parte de los zoológicos en México no cumplen con los estándares mínimos de seguridad, ni de un trato digno a la fauna en cautiverio.
La muerte del gorila Bantú va más allá de que haya sido el último gorila macho de nuestro país o de que su especie se encuentre actualmente amenazada, ya que sólo hay en el planeta 250 ejemplares. Este caso se añade a la larga lista de casos de mal manejo de fauna no sólo en el Zoológico de Chapultepec, sino en todos los del país. Prueba de ello, es que tan sólo una semana después de la muerte de Bantú, el zoológico de Chapultepec registró la muerte de un ejemplar de bisonte hembra, que no había sido notificado a la PROFEPA.
Estamos frente a hechos que podrían constituir violaciones a la ley, pero lo más grave es que se perdió la vida en condiciones irregulares y muy poco claras de un animal que estaba a días de ser trasladado para su reproducción. Por eso, pedimos desde la Comisión Permanente al Jefe de Gobierno de la Ciudad que explique a detalle lo ocurrido, que haga público el estado en que se encuentran las instalaciones de Chapultepec, la conservación de su fauna y de las certificaciones del personal que ahí labora.
Se deben tomar medidas responsables: optar por el cierre de los zoológicos es una medida inadecuada, que no contempla el impacto de dejar a miles de especies sin un lugar dónde vivir; por otro lado, los zoológicos deben cumplir con esa tarea fundamental de preservación y conservación de especies que están en peligro gracias a la cooperación para su reproducción.
La entrada en vigor de la Ley General de Vida Silvestre, que prohibió el uso de animales en espectáculos circenses, hizo que muchos de ellos encontraran en los zoológicos un lugar en dónde vivir, así que el eventual cierre de estos centros en nuestro país generalizaría la incertidumbre sobre el destino de miles de especies.
Me parece que es momento de repensar los zoológicos y transitar a un modelo de manejo de especies sustentable que elimine los antecedentes de colección y exhibición, integrando variables de estudios y conservación. Aquellos que argumentan que la solución es cerrar los zoológicos incurren en un discurso muy a la ligera, estoy convencida de que la solución debe entrañar más elementos técnicos y biológicos que políticos.
Alejandra Barrales, PRD
Debemos revisar la legislación federal y local en torno a la protección y la defensa de los animales. Es importante destacar que en la Ciudad de México existe una amplia conciencia sobre el cuidado y protección a la flora y fauna, así como una constante apertura a las organizaciones que tienen como objetivo el cuidado a los derechos de los animales.
Si bien es cierto que para muchos sectores, específicamente activistas y ambientalistas, los zoológicos son espacios que deberían desaparecer, para millones de personas en todo el mundo representan el primer y único contacto con la biodiversidad. Es decir, es la única manera que tiene la gente de conocer algunas especies animales y vegetales. Los zoológicos son y han sido parte importante de la vida de todos los seres humanos.
También constituyen una muy buena opción para el desarrollo y conservación de especies, sobre todo en peligro de extinción, aún cuando sea en cautiverio.
Siempre es positivo el debate en torno a la protección de los derechos animales y los protocolos de resguardo, cuidado y seguridad que hay en torno a ellos, porque nos recuerda que es nuestra responsabilidad brindar los espacios y condiciones adecuadas que les proporcionen la mejor calidad de vida.
Definitivamente, la muerte de Bantú deberá ser esclarecida en su totalidad, para que no quede duda sobre los motivos de su muerte, de igual forma debe quedar claro si los protocolos fueron seguidos hasta el momento de su necropsia. Como señaló la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT), habrá que esperar los resultados para deslindar responsabilidades.
También será importante revisar los parámetros de seguridad con que operan no sólo los tres grandes zoológicos de nuestra capital, sino todos los de la República mexicana, ya que la protección a los animales y su hábitat no es un tema local, es un tema que afecta directamente la biodiversidad de nuestro país.
Sólo con un trabajo conjunto entre autoridades, encargados de los parques recreativos y padres de familia, quienes desde casa deberán inculcar el respeto a la vida animal y al medio ambiente, podremos evitar poner en riesgo la vida no sólo de la fauna, sino de todo el ecosistema en el cual convivimos diariamente y del cual todos somos responsables.
No debemos olvidar que, si bien muchos no están de acuerdo con la operación de los zoológicos y mantener a las especies animales en cautiverio, también hay que tener en cuenta que estos espacios representan una importante opción para preservar especies en peligro de extinción, así como para promover el conocimiento científico y la educación ambiental.
Marcela Guerra, PRI
Las muertes del gorila Bantú y de una hembra bisonte en el Zoológico de Chapultepec obligan a la sociedad mexicana a preguntarse si los zoológicos están cumpliendo adecuadamente con los protocolos establecidos para la conservación, educación, recreación, investigación e, incluso, reproducción de las especies en cautiverio.
Habrá que recordar que todos tenemos una responsabilidad ética con los seres vivos del reino animal y que en todos los zoológicos se hacen esfuerzos por reproducir el hábitat natural de cada especie. Sin embargo, todo animal en cautiverio está siendo objeto de una alteración de su ciclo de vida al ser extraído de su hábitat: las jaulas, la reducción de espacios, la variación de climas y la alimentación impactan en conductas y en la esperanza de vida de cualquier especie animal.
Es sabido que nuestro país ha tenido resultados exitosos para lograr la reproducción de especies en peligro de extinción. En apariencia, el gorila que sería trasladado a Guadalajara para su reproducción no resistió la anestesia. Mientras los resultados de la necropsia de Bantú se dan a conocer, la espera puede estar acompañada de una reflexión más amplia: ¿qué estamos haciendo en México por la conservación de nuestra fauna silvestre?
¿Qué estamos haciendo sociedad y gobierno para supervisar y sancionar el tráfico ilegal de especies exóticas? ¿Qué tanto sabemos sobre la cantidad exacta de animales que hay en cautiverio? ¿Hasta dónde México está comprometido con el acervo genético mundial y cómo estamos cumpliendo esas metas?
Sin duda, las respuestas a estos cuestionamientos nos obligan a reflexionar sobre todos aquellos animales que no han sido objeto de domesticación, mejoramiento genético o cría y que se están extinguiendo por diferentes razones en nuestro territorio.
Es urgente responder estas preguntas y revisar los planes de conservación, las leyes nacionales e internacionales en esta materia, así como las prácticas de vanguardia que se llevan a cabo en diferentes partes del mundo.
El poder legislativo no está ajeno a esta problemática. Desde abril de 2016 se inauguró el Grupo Parlamentario Conservacionista Mexicano “GPCM”, del cual soy presidenta y que está integrado por diputados y senadores de las fuerzas políticas más representativas del país, cuyo fin es conocer e impulsar el valor de la conservación de los recursos naturales, para alcanzar objetivos de desarrollo nacional, la administración de los recursos naturales para el hábitat y la protección de la biodiversidad.
Las muertes del gorila Bantú y de la hembra bisonte ponen en la agenda del GPCM, temas urgentes a revisar y resolver. Nos estaremos ocupando de ellos y daremos cuenta a la sociedad de nuestros avances.